En las últimas décadas hemos asistido a una clara expansión de la globalización a nivel general. Se trata de un proceso por el que, tal y como lo define la Real Academia Española (RAE), las economías y los mercados adquieren una dimensión global, de modo que dependen cada vez más de los mercados externos y menos de la acción reguladora de los gobiernos.
La globalización es una realidad que se ha trasladado al mundo empresarial. Muchas compañías, las principales empresas del mundo, han sabido aprovechar factores como el final de la Guerra Fría, el triunfo de la liberalización de los mercados, la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación, así como la reducción de costes básicos como el transporte, para expandir sus bienes y servicios a lo largo y ancho del mundo. La llamada globalización es la responsable de que, hoy en día, cadenas de restauración tan famosas como McDonalds o Starbucks estén presentes en todas las grandes ciudades del mundo o que incluso de que tengamos móviles de la norteamericana Apple o la coreana Samsung.
No obstante, y a pesar de que el modelo de globalización sigue vigente a día de hoy, ya se observa una discreta pero importante tendencia hacia la relocalización.
Globalización vs. relocalización
Las décadas de globalización recientes se asocian a un gran incremento de los volúmenes de comercio internacional y de expansión económica. Sin embargo, tal y como destaca el estudio ‘Globalización, relocalización productiva y crecimiento’, este fenómeno también ha traído consigo un crecimiento desigual de las exportaciones entre países y, en consecuencia, claras diferencias en el desarrollo y crecimiento económico entre ellos.
Frente a esta tendencia expansiva y deslocalizada encontramos la relocalización, un fenómeno que implica el movimiento de actividades económicas o productivas hacia lugares más cercanos, incluso dentro del propio país, en lugar de expandir dichas actividades hacia otros lugares en el mundo. Se trata, en otras palabras, de volver “a lo local”.
Cabe destacar además que la relocalización puede tener carácter total o parcial, siendo esta última modalidad la que combina la relocalización con la deslocalización de determinadas actividades productivas.
¿Qué está motivando a muchas empresas a relocalizarse?
El artículo de ElEconomista ‘Cinco países celebran la relocalización: quienes ganan más con la reconfiguración del comercio’ indica que los motivos que llevan a las compañías a revisar la localización de su cadena de producción es la búsqueda de la reducción de su dependencia de China y la mejora de sus cadenas de suministro. Además, las compañías que deciden relocalizarse también quieren evitar conflictos y guerras comerciales entre países, como la relación de Pekín con Washington.
Tal y como explican desde S&P Global, "las disrupciones agudas en las cadenas de suministro y el aumento del proteccionismo han hecho que crezca el miedo de que haya escasez, y esto ha llevado a los gobiernos a considerar estrategias como la relocalización en los mercados domésticos, o el acercamiento de las cadenas de suministro a sus vecinos, además de otros movimientos como confiar su localización en mercados de países aliados".
Otros factores que han motivado este movimiento de las empresas es el aumento de los costes laborales en países como China (un destino donde tradicionalmente las empresas deslocalizaban su producción), y también los de transporte, los aranceles, los gravámenes y la apreciación de la moneda en determinados países.
Los entendidos también hacen alusión a las crisis económicas que ha vivido occidente y a la imposibilidad de anticipar su producción en Asia, así como a los avances tecnológicos actuales, por los que las nuevas tecnologías pueden modificar costes tradicionales de las empresas o incluso llegar a sustituir mano de obra. No podemos olvidar tampoco que los problemas de calidad de productos y servicios, y las consecuentes quejas de sus consumidores, han llevado a muchas empresas a producir de nuevo “en casa”.
¿Y qué países se están beneficiando de esta relocalización a nivel global por continente? El artículo ya mencionado de ElEconomista destaca Indonesia, Vietnam, México, Polonia y Marruecos. De hecho, estos cinco países han conseguido que sus relaciones comerciales crezcan más que la media mundial en los últimos cinco años, y su producción se ha incrementado hasta superar, en su conjunto, los niveles de la India durante el año 2022.
Ventajas e inconvenientes de la relocalización
Las ventajas económicas de la relocalización están claras. La vuelta a la producción local mejora la economía interna de un país, debido a que realiza sus actividades de producción, comercialización y parte del consumo dentro o cerca de sus fronteras. Esta “vuelta al origen”, también conlleva otras ventajas agregadas, como la protección del medio ambiente (ante la menor emisión de gases de efecto invernadero al transportar mercancías), el descenso de los costes en transporte, la mejora de la calidad así como la prevención de riesgos en su actividad económica y empresarial derivados de conflictos existentes en países en vías de desarrollo.
Según destacaba este artículo de El Confidencial, por ejemplo, entre los años 2010 y 2015 se crearon cerca de 250.000 nuevos empleos gracias a las empresas que se relocalizaron en Estados Unidos.
No obstante, y aunque las ventajas son numerosas, las desventajas de la relocalización también son visibles para las empresas. Entre esos posibles inconvenientes de ‘relocalizar’ un negocio o empresa se encuentran los costes iniciales de la transición y la menor capacidad de aprovechar las ventajas comparativas en otros países. También hay que tener en cuenta la merma de empleo que se produce en los países desde los que las empresas se deslocalizan.
Las cifras de la relocalización y ejemplos en España
Desde hace unos años ya se dan determinadas cifras que pueden llevarnos a pensar que la relocalización se ha convertido en una tendencia empresarial.
Tal y como se destaca en este artículo de El País, solo entre los años 2014 y 2018 se llevaron a cabo más de 250 casos de relocalización de empresas en Europa. Reino Unido, Italia y Francia son los países que, en ese periodo de tiempo, han relocalizado más empresas.
En España, aunque todavía estamos por debajo de los países vecinos más relocalizadores, algunas de sus principales empresas ya han dado el primer paso. Entre ellas encontramos a la textil Mango, que en 2020 ya anunciaba que el 40% de sus fábricas estaban ubicadas en países del entorno europeo.
En este listado también tenemos a la empresa Orbea, que ya en 2015 resaltaba que dejaba de producir sus bicicletas en China para potenciar sus fábricas en España y Portugal.
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