Seguro que has visto muchas películas o series de ciencia ficción donde los robots, más o menos avanzados, son capaces de rebelarse contra los humanos en un futuro fatídico. ¿Quién no recuerda películas como ‘Yo, Robot’, protagonizada por Will Smith, o la épica ‘Matrix’? En ambas obras referentes del cine, el hilo conductor está claro: los humanos dependen tanto de la tecnología en un futuro cercano que sus innovadoras creaciones, lejos de cumplir con su cometido de hacerles la vida más fácil, se alzan contra las personas.
En la actualidad, en un mundo en el que cada vez está más presente la tecnología puntera y se democratiza el uso de la Inteligencia Artificial con herramientas como ChatGPT y otros chatbots del estilo, son muchos los que se preguntan si sería posible que, en un tiempo, los inventos tecnológicos lleguen a tener tanto poder que se rebelen contra los humanos.
¿Podría ocurrir entonces que esas temidas escenas de ciencia ficción se puedan convertir en realidad? Para analizar este futurible, hablemos sobre las ‘Leyes de la robótica’.
Qué y cómo son las leyes de la robótica
La película que hemos comentado al comienzo de este artículo, ‘Yo, Robot’ proviene en realidad de una obra escrita por Isaac Asimov y publicada en 1942. El autor popularizó, gracias a esta y otras historias que escribió sobre robots, una serie de máximas de la robótica que todavía hoy en día se tienen muy presentes al abordar la relación de los humanos con la tecnología.
Las normas propuestas y desarrolladas por este bioquímico y escritor americano, que emigró a los 3 años con su familia desde la Unión Soviética a los Estados Unidos en 1923, surgen en un contexto de desarrollo tecnológico y científico, por lo que sus planteamientos, además de entretener, buscaban explicar un hipotético futuro de la humanidad junto a los robots. En otras palabras, dota a la tecnología de una mirada ética necesaria para su implementación.
Estas ‘Leyes de la robótica’ son tres:
- Ley de la robótica número uno: "Un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.” Es una máxima que asegura que la principal prioridad de lo que entendemos como robots es evitar causar daño a los seres humanos.
- Ley de la robótica número dos: "Un robot obedecerá las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si tales órdenes entraran en conflicto con la Primera Ley.” Asimov deja claro que, si una ley pone en peligro la vida o la seguridad de un ser humano, el robot tiene la obligación de desobedecer, incluso si el mandato ha sido emitido por una persona.
- Ley de la robótica número tres: "Un robot protegerá su propia existencia, siempre y cuando dicha protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.” La tercera ley que establece el autor es que el robot también tiene la obligación de cuidar de su integridad, pero solo si al hacerlo no infringe ni la primera ni la segunda ley expuestas.
Cuatro décadas más tarde, en 1985, el autor añadió una nueva ley de la robótica a su listado, la conocida como Ley Cero:
- Ley de la robótica cuatro: Ley Cero. “Un robot no puede causar daño a la humanidad o, por inacción, permitir que la humanidad sufra daño.” En este caso, el propio autor le otorga a la norma una perspectiva más global y destaca la necesidad de analizar desde un punto de vista más extenso la implementación de la tecnología por todo el mundo.
La relevancia de las leyes de la robótica en la actualidad
Las leyes de Asimov vieron la luz hace ya más de 80 años y se han convertido en la base para discusiones, debates y generación de la tecnología avanzada existente hoy en día. Estos ‘mandamientos’ de la relación humano-tecnología nos permiten abordar la robótica actual y analizar si realmente la tecnología podría o no sublevarse contra nosotros. Son los que nos permiten poner en la balanza ventajas y desventajas de estas herramientas. ¿Y cómo lo hacen? La ética de la tecnología está en el punto de mira.
- Otorgan al sector tecnológico una perspectiva ética. Gracias a los mandatos de Asimov, el sector tecnológico está implementando una perspectiva ética y de seguridad de funcionamiento a medida que las nuevas tecnologías avanzan.
- Abren un debate sobre la responsabilidad del uso de la tecnología. El sector se plantea determinadas cuestiones, como por ejemplo, quién es el responsable si un robot causa daño a un humano, ¿el robot, el fabricante o el diseñador del robot? Aunque nos parezca algo poco imaginable, tenemos que recordar que existen varios ejemplos, como el caso de la conducción autónoma.
- Generan críticas sobre la limitación de estas leyes. Aunque estas leyes se consideran la base de la tecnología actual y futura desde el punto de vista ético y comportamental, hay muchas voces críticas en torno a ellas. Destacan que estos preceptos son demasiado simplistas y que no abordan adecuadamente las complejidades éticas de la robótica y la IA.
- Los expertos en Inteligencia Artificial se inspiran en ellas. Aunque estas leyes no se han implementado directamente en la actual IA, sí que han influido en la discusión de cómo garantizar que esta herramienta sea segura y ética. Cuando usamos por ejemplo ChatGPT nos damos cuenta de ello. Si le pides algo fuera de lugar o que infringe normas éticas, el chat pone límites, además de contestar con buen tono.
- Plantean cuestiones fundamentales sobre el futuro de la tecnología. Destacan que, a medida que la robótica y la IA avanzan, es necesario abordar, cada vez más, cuestiones éticas y legales para garantizar un uso seguro y beneficioso para la humanidad. Se deja entrever por tanto el desarrollo de nuevas legislaciones destinadas a proteger a los humanos, no solo de los robots, sino también de la aplicación de las tecnologías en nuestro día a día. Los derechos de imagen, la salvaguarda de la salud mental y el uso de las nuevas tecnologías en determinados puestos de trabajo son solo algunas de ellas.
Sectores beneficiados de la robótica
Los mandamientos de Asimov y su aplicación práctica en el mundo actual tienen un papel importante en diversos sectores.
El sector industrial, la medicina, el transporte, el mundo jurídico o los mercados financieros, entre otros, pueden verse beneficiados y experimentar cambios profundos ante la irrupción de la robótica más puntera y la IA. Así, están irrumpiendo en nuestras vidas los vehículos autónomos, la telemedicina, los Robo advisors. Por otra parte, están abriendo el debate de las consecuencias de las nuevas tecnologías en el mundo de la industria, en particular, sobre el riesgo de pérdidas de empleo a futuro.
En el caso del sector de la robótica propiamente dicho, los nuevos avances han permitido que las compañías dedicadas a producir tecnología de percepción (sistemas de situación y sensores de visión), de analítica y computación, así como la generación de productos de movilidad y autonomía, se vean beneficiadas de la ola tecnológica que vivimos.
Si nos centramos en el mundo de la automatización, clave para hablar del sector de la robótica y las nuevas tecnologías, podemos destacar que esta industria, solo en 2022, movió un capital de 1,1 billones de dólares. Entre las empresas beneficiadas, encontramos las dedicadas a la robótica industrial o industria 4.0, a la automatización de la industria de controles de monitorización, así como la automatización de procesos.
Las compañías dedicadas a estas actividades y sus proveedores son, sin duda, los grandes beneficiados de una revolución tecnológica en constante cambio. El mercado pide productividad e impone también regulación, que la tecnología más innovadora aporta.
Por el momento, no podemos saber a ciencia cierta si las bases que destacan las leyes de la robótica de Asimov y su aplicación en la actualidad se cumplirán al pie de la letra. Sin embargo, queda claro que el mundo actual se basa, prospera y desarrolla gracias a tecnologías cada vez más punteras y omnipresentes.
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