Instrumentos financieros: qué son y cuáles son los más comunes actualmente

Guía de finanzas
Las acciones y los bonos son solo los más conocidos. Pero hay muchos más, que se usan para conseguir diferentes objetivos.

¿Qué son los instrumentos financieros?

Los instrumentos financieros son una categoría específica de productos financieros cuya finalidad son las inversiones de carácter financiero. Solo pueden ser gestionados por intermediarios cualificados.

La definición es muy amplia e incluye una lista de instrumentos que puede ser modificada por el legislador.

Se excluyen los instrumentos de pago (como el efectivo, las tarjetas de crédito o los cheques) y también algunos productos, como la cuenta corriente, cuya finalidad no es la inversión.

Por tanto, ¿cuáles son los más comunes?

Instrumentos principales: acciones, bonos, fondos

Un tipo de instrumento financiero son las acciones, es decir, valores que confieren tanto la titularidad de una cuota de participación en una empresa como derechos (distintos en función del tipo de acciones) frente a la empresa. Por definición, las acciones constituyen capital riesgo. Esto quiere decir que no se ofrecen garantías en cuanto a la rentabilidad de la inversión.

Otro instrumento muy habitual son los bonos y obligaciones, utilizados por los Estados y las empresas para obtener liquidez a cambio de una rentabilidad (también en este caso, con algunas diferencias en función del tipo de bono). Como siempre, no se debe hablar de riesgo cero (que no existe), sino de riesgo por lo general más limitado que en el caso de las acciones. De hecho, la diferencia más importante reside no tanto en la seguridad de obtener una rentabilidad, sino en el mecanismo en el que se basan estos instrumentos: los bonos ofrecen condiciones preestablecidas de partida, tanto en términos de rendimiento como de vencimiento.

También son muy conocidas las participaciones en fondos de inversión. Los ahorradores compran una participación en un fondo, administrado por una sociedad de gestión. Siguiendo la misma lógica, también las participaciones en ETF son instrumentos financieros, y cada vez se utilizan más.

Instrumentos financieros derivados: futuros, permutas, opciones

Las acciones, los bonos y las fondos son instrumentos bastante conocidos, pero ni mucho menos toda la gama de instrumentos financieros que existen. Existen muchos otros, que se utilizan con múltiples objetivos, desde reequilibrar las carteras hasta especular.

Son instrumentos financieros los valores negociados en el mercado monetario. Esto quiere decir que, esencialmente, invierten en la subida o la bajada de una determinada moneda o de una cesta de monedas.

Aunque son menos conocidos —especialmente en cuanto a sus aspectos técnicos—, es muy probable que un ahorrador medio haya oído hablar al menos una vez de futuros, permutas (swaps) y opciones.

Los futuros son contratos en los que el comprador se compromete a comprar una determinada cantidad de un producto (denominado subyacente) en una fecha y a un precio predefinidos. Por tanto, los futuros son instrumentos que intentan prever y anticiparse a futuras subidas o bajadas.

Las permutas (swaps) son contratos en los que las contrapartes se intercambian flujos de caja, más concretamente la diferencia entre sus respectivas operaciones, con arreglo a condiciones preestablecidas.

Las opciones son instrumentos financieros que otorgan el derecho a comprar (opción «call») o vender (opción «put») un activo en una fecha de vencimiento y a un precio fijados.

Tanto los futuros como las permutas y las opciones son instrumentos derivados que pueden estar relacionados con otros instrumentos financieros, divisas, materias primas o índices.