La Unión Europea está decidida a ser el bloque mundial sostenible por excelencia y enarbolar la bandera verde por todo el mundo. Para el llamado ‘viejo continente’, los puntos prioritarios de su estrategia legislativa y ejecutiva van de la mano de la ola sostenible.
¿Y cómo lo demuestra? Aunque los ejemplos son variados y numerosos, podemos señalar, en el mundo de la inversión, la “taxonomía verde europea”, para que los inversores y empresas puedan diferenciar los proyectos con consecuencias negativas para el clima y el medio ambiente.
Otra de las batallas esenciales que busca combatir la UE es la deforestación y la degradación forestal. ¿Por qué? El grupo de los 27 quiere detener la pérdida de la cobertura boscosa mundial, a más tardar en 2030, y reducir la deforestación tropical bruta. Y es que según estimaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), alrededor del 20% de las emisiones de CO2 a nivel global se producen como consecuencia del cambio de usos del suelo, la deforestación y la degradación de los bosques.
¿Y cómo busca la UE hacer frente a esta problemática? Hablamos del nuevo Reglamento (2023/1115) del Parlamento y del Consejo de la UE y de sus consecuencias para compañías e inversores en el sector de la madera.
Reglamento de la UE sobre Deforestación y Degradación Forestal
Para llevar a cabo estos objetivos forestales y sostenibles, desde 2008, la Unión Europea, se ha comprometido a ejecutar diversos cambios en su estructura comercial, ha publicado informes sobre la importancia de proteger y/o restaurar los bosques del mundo e incluso ha realizado consultas públicas a sus ciudadanos.
Pero aunque ha habido varias leyes previas relativas a este asunto, fue el pasado mes de mayo de 2023 cuando el bloque publicaba un nuevo Reglamento (2023/1115) del Parlamento y del Consejo. La norma está relacionada con la comercialización en el mercado de la Unión y la exportación de la UE de determinadas materias primas, así como productos asociados a la deforestación y a la degradación forestal.
La norma va en consonancia con los compromisos internacionales de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) y la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, que, por resumir, también luchan contra la pérdida de masa boscosa, la degradación de los terrenos forestales y las consecuencias negativas para el medio ambiente que generan.
Pero, ¿de qué trata la nueva normativa? ¿a qué compañías afecta? Veamos algunos detalles concretos.
- ¿Qué es lo que persigue la UE con este nuevo reglamento?
Busca que la comercialización en Europa de determinadas mercancías sensibles deje de favorecer la deforestación y la degradación forestal.
- ¿A qué productos afecta?
A materias primas variadas, como el ganado bovino, el cacao, el café, el aceite de palma, la soja, el caucho y la madera.
- ¿Quiénes deben estar atentos a esta norma? ¿A qué sectores o profesiones aplica?
- ¿Qué obligaciones o líneas rojas tienen los actores del sector?
- ¿Qué sanciones se tomarán desde Bruselas ante el incumplimiento del Reglamento?
Consecuencias para la inversión en madera
Todas estas obligaciones de la norma se harán exigibles el próximo 30 de diciembre y con ellas, se generarán consecuencias tanto para las distintas empresas como para los inversores que miran a los sectores implicados. Uno de ellos es, sin duda, la industria maderera.
Y aunque erróneamente se pueda llegar a pensar que el sector de la madera contribuye a la deforestación, los expertos ponen de relieve que la correcta extracción de la madera puede ayudar a reducir los efectos del cambio climático y beneficiar a los ecosistemas.
Por ello, se puede afirmar que la normativa europea ayudará a poner orden en el sector. Las compañías que actúan bajo el paraguas de la legalidad y los criterios sostenibles se verán beneficiadas por las nuevas exigencias de la Unión Europea para poner trabas a la deforestación y a la degradación forestal.
La norma exige de hecho que, para el caso de los productos que contengan madera o hayan sido elaborados con madera, esta materia se haya extraído del bosque sin provocar su degradación después del 31 de diciembre de 2020.
La inversión en madera, del lado de la sostenibilidad
La industria de la madera tiene de su lado a expertos, legisladores y también al mercado. Se posiciona como toda una inversión de presente y de futuro. Su buen lugar se explica por las ventajas que ofrece la madera para luchar contra el cambio climático y las rentabilidades atractivas que ofrecen las compañías a sus inversores.
Lucha contra el cambio climático
Los bosques gestionados de forma sostenible pueden absorber y sustituir más carbono que los bosques no gestionados.
- Los bosques con explotaciones forestales sostenibles y gestionados por empresas certificadas actúan como sumidero de carbono. Replantan tres o cuatro árboles por cada uno maduro que cortan.
- Los productos madereros pueden sustituir el uso de materiales fósiles y almacenar el carbono. Como parte de la economía circular, las explotaciones forestales absorben CO2, extraen agua del suelo y con la luz solar crean moléculas de biomasa que contienen energía almacenada químicamente. Según recogía ya en 2017 la Confederación Europea de Industrias de la Madera en el libro ‘Frente al cambio climático: Utiliza Madera’, en colaboración de la Xunta de Galicia y el Centro de Innovación de Servicios Tecnológicos de madera de Galicia, “con una reserva de productos de madera europeas estimada en unos 60 millones de t C, el efecto del almacenamiento de carbono de los productos de madera juega un papel importante en la reducción de los gases de efecto invernadero”.
- La industria forestal crea excedente de energía que puede volcar a la red eléctrica, siendo neutral en emisiones de CO2 y tener un alto grado de autosuficiencia. De hecho, tal y como destacaba Spainsif en 2021, “solo la industria forestal en la UE elimina de manera neta cerca de 20% de las emisiones de carbono, unos 4.000 millones de toneladas anuales”.
- La madera se posiciona como un material muy sofisticado para sustituir la creación de artículos que tradicionalmente se han realizado con hidrocarburos. Hablamos, por ejemplo, de la construcción de componentes de baterías, textil, suelas de goma, botellas y componentes neumáticos. La estructura fibrosa de la madera, con un 60% de celulosa y un 30% de lignina, posibilita, por ejemplo, la creación de prendas de ropa mediante viscosa, un material que utiliza un 90% menos de agua de media que otros textiles para su elaboración. Se trata, al fin y al cabo, de nuevos biomateriales, hasta ahora hechos con petróleo, que pueden hacerse con árboles.
Rentabilidades atractivas
Y muy relacionado con esta faceta sostenible y verde de la economía, encontramos el aumento del precio de la madera y la baja correlación de esta materia con los activos financieros. Algunas compañías como Weyerhaeuser, PotlatchDeltic, Rayonier, Suzano o West Fraser Timber están ofreciendo rentabilidades atractivas a los inversores debido a las implicaciones que tiene la madera en un mundo cada vez más regulado y orientado a la sostenibilidad. Consulta aquí más información sobre estrategias de inversión que invierten en empresas relacionadas con el sector maderero.