Los fondos en clave ética han ganado adeptos entre sus filas en los últimos años. Aunque muchos pensamos en criterios ESG (ambientales, sociales y buen gobierno corporativo, en español), cuando nos referimos a la inversión sostenible, lo cierto es que los fondos de Inversión Socialmente Responsable (ISR) cada vez son más demandados por los inversores.
Pero, ¿qué son los fondos ISR? ¿Cuáles son sus características? Un fondo de Inversión Socialmente Responsable es un vehículo inversor que aplica principios éticos o morales a sus decisiones de inversión para alcanzar sus objetivos económicos y financieros. Dichos principios morales son también compartidos por los suscriptores del fondo y, más allá de la rentabilidad, persiguen unos fines de características sostenibles.
Los fondos ISR o éticos se centran en áreas específicas, como por ejemplo la sostenibilidad o la economía verde. Además, los ISR descartan empresas activas en cierto tipo de actividades controvertidas, como empresas contaminantes, o aquellas que fomentan el trabajo mal pagado o que, por ejemplo, se hayan visto envueltas en escándalos de explotación infantil. A fin de cuentas, lo que buscan estos fondos socialmente responsables es invertir en empresas que desarrollen sus actividades de forma ética para el planeta y/o la sociedad, lo que se conoce a día de hoy como inversión sostenible y socialmente responsable.
¿En qué se diferencian los fondos ISR de los ESG?
Aunque al hablar de fondos de inversión sostenible o fondos éticos pensemos en los criterios ESG, lo cierto es que no son iguales a los ISR, aunque guardan muchas similitudes.
El acrónimo ESG se refiere al conjunto de ámbitos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo, persiguiendo elegir los mejores valores bajo parámetros de sostenibilidad, sociales y de gobernanza. Por su parte, los fondos socialmente responsables, o ISR, actúan bajo un marco mucho más selectivo. En base a los criterios sostenibles, los ISR pueden excluir empresas productoras de alcohol, tabaco o armas, que se consideran poco éticas por el negocio en sí, pero que probablemente estén en línea con los principios ESG, porque operan correctamente y no causan daños desde el punto de vista medioambiental, social o de gobernanza.
La consecución de objetivos financieros o rentabilidad también es un punto diferenciador entre los fondos ESG e ISR. Mientras los fondos bajo criterios ESG buscan un equilibrio entre obtener retornos financieros sólidos y considerar factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo en sus decisiones de inversión, los inversores de ISR están dispuestos a sacrificar rendimientos financieros en nombre de esos principios éticos que buscan conseguir con sus aportaciones.
¿Qué tipos de fondos éticos existen?
Una vez definido qué es un fondo ético o socialmente responsable (ISR), conviene conocer las tipologías de activos éticos que existen y que los inversores pueden comprar, tales como acciones, bonos, fondos de inversión o ETFs. De hecho, la oferta de ETFs y fondos de inversión socialmente responsables ha ido en fuerte aumento en los últimos años. Estos vehículos de inversión se centran principalmente en la lucha contra la pobreza, la protección del medio ambiente o la integración y el desarrollo de grupos sociales específicos.
Por su parte, tanto los bonos como las acciones se emiten con el objetivo de financiar determinados proyectos con objetivos éticos. Citemos por ejemplo el caso de los bonos verdes, mediante los cuales el emisor se compromete a la financiación de objetivos sostenibles. En el caso de las acciones, el capital obtenido de la colocación en el mercado se utiliza para apoyar proyectos éticos y sociales.
Otra forma de invertir bajo criterios éticos es participando directamente en el capital de empresas o start-ups que tengan el desarrollo sostenible en el centro de su modelo de negocio.
Inversión de impacto
Otra categoría de inversión ética, o que persigue alcanzar determinados objetivos con sus aportaciones, es la inversión de impacto. Este tipo de inversión, al igual que la ISR, emplea criterios de selección que pueden ser más restrictivos que la simple selección de empresas basada en criterios ESG.
Según SpainNAB, el Consejo Asesor para la inversión de impacto, este enfoque se basa en la “creencia de que el capital privado puede ser una fuerza para el bien social y ambiental” y, por tanto, que los inversores puedan aportar soluciones innovadoras y rentables a problemas como la pobreza, la desigualdad, el cambio climático o la degradación ambiental.
Así, además del binomio entre ‘riesgo y rentabilidad’, la inversión de impacto se basa en el trinomio ‘impacto, riesgo y rentabilidad’, ya que, según el organismo, se persigue "un cambio histórico en nuestras economías, incorporando el impacto en la toma de decisiones económicas y de inversión, en beneficio de las personas y el planeta”.