Qué son los microplásticos: explicamos sus posibles consecuencias sobre la salud y el medio ambiente

Inversión sostenible
Se calcula que hay más de 14 millones de toneladas de microplásticos acumuladas en los lechos marinos de todo el planeta. Te contamos las consecuencias de este fenómeno y sus peligros para la salud.

Los microplásticos cada vez causan una mayor preocupación en buena parte de la ciudadanía. El aumento de estos desechos, fruto de la actividad humana, sobre todo en mares y océanos, ha provocado que la comunidad científica intente averiguar sus consecuencias para el medio ambiente y nuestra salud.

Qué son los microplásticos

El plástico es el tipo más frecuente de basura marina que se encuentra en nuestros océanos y grandes lagos. La Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que se generan anualmente 400 millones de toneladas de residuos plásticos y una parte importante acaba en los mares y océanos. Estos desechos pueden tener todas las formas y tamaños, pero los que miden menos de cinco milímetros (el tamaño de una hormiga pequeña) se denominan microplásticos. 

En total, se calcula que hay más de 14 millones de toneladas de microplásticos acumuladas en los lechos marinos de todo el planeta, según estimaciones de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos.

El primer estudio sobre microplásticos hallados en el océano se publicó en 1972. En ese año, unos investigadores encontraron pequeñas partículas de plástico en medio del Atlántico, según la revista Oceanography. Los investigadores empezaron a rastrear estos desechos plásticos mediante redes de arrastre de superficie, pero el estudio de esta materia se aceleró tras el descubrimiento de la Isla de Plástico en el Pacífico, la mayor acumulación de plástico en mar abierto, en 1996. 

En los últimos 20 años, el aumento de los descubrimientos y las campañas de concienciación pública han llevado el problema de la contaminación oceánica a un primer plano, y ya en 2012 los investigadores descubrieron que la mayor parte de la contaminación plástica consistía en trozos diminutos, a menudo invisibles, de microplásticos. Desde entonces, los científicos se han dedicado a investigar de dónde proceden estos restos, cómo viajan, cómo se infiltran en los seres vivos y cómo afectan a los ecosistemas.

El Programa de Desechos Marinos de la NOAA, de Estados Unidos, es una de las instituciones que lidera los esfuerzos de investigación sobre este asunto. La NOAA ha desarrollado métodos de campo estandarizados para recoger muestras de microplásticos en sedimentos, arena y aguas superficiales, y se siguen probando. Con el tiempo, estos protocolos de campo y de laboratorio permitirán realizar comparaciones globales de la cantidad de microplásticos liberados en el medio ambiente, que es el primer paso para determinar la distribución final, los impactos y el destino de estos desechos.

¿Y cómo afecta a la fauna marina? Tras la exposición a los microplásticos, los peces padecen neurotoxicidad, retraso del crecimiento y anomalías de comportamiento. En definitiva, son los principales afectados por la presencia de microplásticos. Estos pueden sufrir, además, cambios en los tejidos, estrés y hasta alteraciones en la genética relacionados con el sistema inmunitario.

Diferencias entre microplásticos primarios y secundarios

En la comunidad científica, estas sustancias se dividen en microplásticos primarios y secundarios. Esta clasificación atiende a cómo se originan:

* Los microplásticos primarios, los que se vierten directamente en el medio ambiente, son partículas diminutas destinadas a usos comerciales, como los cosméticos, así como microfibras desprendidas de la ropa y otros tejidos, como las redes de pesca. 

* Los microplásticos secundarios son los que se forman a partir de la degradación de objetos más grandes de plástico, como las botellas de agua. Esta descomposición se produce por la exposición a factores ambientales, principalmente la radiación solar y las olas del mar.

Microplásticos: consecuencias para el medio ambiente

El problema de los microplásticos es que, al igual que los plásticos de cualquier tamaño, no se descomponen fácilmente en moléculas inocuas. Los plásticos pueden tardar cientos o miles de años en descomponerse y, mientras tanto, causan estragos en el medio ambiente. En las playas, estas sustancias son visibles como pequeños trozos de plástico multicolor en la arena. En los océanos, la contaminación por microplásticos suele ser consumida por los animales marinos.

Parte de esta contaminación ambiental se debe a la basura que generamos los humanos, pero gran parte es el resultado de tormentas y vientos que arrastran plásticos, tanto objetos intactos como microplásticos, a nuestros océanos. Los plásticos de un solo uso, objetos formados por este material destinados a ser utilizados una sola vez y luego desechados, como las pajitas, son la principal fuente de plásticos secundarios en el medio ambiente.

Microplásticos: peligros para la salud

Más allá de las consecuencias en el medio ambiente, la comunidad científica se ha percatado de la presencia de microplásticos dentro de nuestros cuerpos. Un estudio de The New England Journal of Medicine apunta a que la presencia de microplásticos podría aumentar el riesgo de infarto y otros problemas cardiovasculares entre las personas con cardiopatías. Además, estos pacientes también tienen más probabilidades de morir en los tres años siguientes en comparación con las personas que no tienen microplásticos en las arterias carótidas. Además, el mismo estudio indica que los plásticos diminutos podrían duplicar el riesgo de sufrir un ictus.

En sucesivas investigaciones, los científicos han encontrado microplásticos en casi todas las partes del cuerpo, incluidos los pulmones y el estómago, lo que ha suscitado dudas sobre su posible nocividad. Dependiendo del origen, los microplásticos pueden estar contaminados con aditivos químicos tóxicos durante el proceso de fabricación. Si uno de estos aditivos se cuela en una partícula de microplástico y entra en el organismo, puede filtrarse en el cuerpo e instalarse en los sistemas hormonal y reproductivo.

Microplásticos en la sangre

Otro estudio encargado por el World Wildlife Fund (WWF) sugiere que una persona media ingiere unos 5 gramos de plástico a la semana, lo equivalente al peso de una tarjeta de crédito, y, al cabo de un año, al menos 50.000 partículas de microplástico pasan por nuestro organismo, una cifra que aumenta significativamente en el caso de las que consumen alimentos ultraprocesados.

Investigadores de los Países Bajos encontraron microplásticos en la sangre humana por primera vez en 2022 (los científicos hallaron partículas en casi el 80% de los sujetos de prueba), científicos chinos los descubrieron en los corazones de personas sometidas a cirugía cardíaca en 2023 y, en un estudio publicado en mayo de este año, se encontraron también en el aparato reproductor de los hombres.

Pese a que, como hemos visto, numerosos estudios confirman la presencia de microplásticos en nuestro organismo, los indicios de efectos nocivos para la salud son todavía inconsistentes. Esto se debe a que la mayoría de las investigaciones sobre los efectos de esta materia en nuestros organismos se han comenzado en los últimos años y todavía no hay un consenso en las metodologías a emplear. La falta de métodos estandarizados para la evaluación de los efectos añaden un grado de incertidumbre sobre la fiabilidad e interpretación de los datos necesarios para las evaluaciones de riesgos.

Microplásticos: oportunidades de inversión

Pero, ¿quiénes son los principales responsables del vertido de estas sustancias? Según un informe de 2021, las empresas de la industria petroquímica son las que generan más residuos de plásticos de un solo uso. En concreto, solo 20 compañías de este sector crean más de la mitad de este tipo de basura. Además, el mismo estudio apunta a que el 90% del plástico de un solo uso lo producen tan sólo 100 empresas. Pero desde el mismo sector privado también se aportan soluciones a los problemas en el medio ambiente y en la salud provocados por la actividad humana, como los microplásticos

Es decir, donde se plantea un problema también surgen oportunidades para las empresas. Los potenciales riesgos futuros de este fenómeno y el aumento de la concienciación por parte de la ciudadanía aumentan el atractivo de aquellas compañías que aportan soluciones y supone una buena oportunidad invertir en ellas.