El riesgo de mercado es el riesgo provocado por imprevistos que inciden en el valor de los activos. En otras palabras, es la posibilidad (que puede gestionarse pero no evitarse) de obtener una rentabilidad inferior de la esperada. Los factores que lo determinan son múltiples y pueden combinarse entre sí y tener distinto peso, entre otras cosas, en función del tipo de operación efectuada.
Riesgo de tipo de interés
El riesgo asociado a la variación de los tipos de interés se presenta en el caso de activos cuyo valor es sensible a las modificaciones del volumen de los tipos o del vencimiento de un título. Cuanto más prolongado sea el horizonte de una inversión, más se expone a este tipo de riesgo.
Riesgo de tipo de cambio
El riesgo de tipo de cambio está asociado a la variación en el equilibrio de poderes entre dos monedas. En efecto, el valor de un bien también está determinado por la divisa en la que está denominado. El riesgo se manifiesta en el caso de que los flujos de caja deban someterse a una conversión a moneda extranjera. No depende de la nacionalidad del inversor, sino únicamente de la divisa en la que estén denominadas las operaciones.
Riesgo de renta variable
Es el riesgo debido a la variabilidad de las acciones y de los índices bursátiles, cuya evolución fluctúa constantemente. Por tanto, no se presenta solo como un incremento inferior a las expectativas, sino también, de manera más general, como una discrepancia entre la variación esperada (incluso a la baja, en el caso de las ventas al descubierto o short selling) y la real.
Riesgo de volatilidad
La volatilidad es la medida de la variación del precio de un activo en un determinado tiempo. En otras palabras, esencialmente se trata del índice que describe cuánto y a qué velocidad cambia el valor de un bien. Cuando un mercado es más volátil, los riesgos aumentan. O, como mínimo, aumenta la probabilidad de que nuestra cartera se enfrente a variaciones de valor significativas.
Riesgo de producto
Es el riesgo asociado a la variación del precio de los productos, especialmente de las materias primas como los metales y los productos energéticos (riesgo de materias primas). En efecto, también el valor de los productos está sujeto a fluctuaciones, tanto a efectos inmediatos como de cara a expectativas futuras.