Volatilidad: lo que debes saber

Volatilidad es un término que se utiliza con frecuencia en el ámbito financiero. Se trata de una referencia estadística que mide las fluctuaciones de las cotizaciones de los activos financieros durante un período de tiempo determinado.

La volatilidad es una de las muchas variables que los profesionales de la inversión utilizan para cuantificar el riesgo de una inversión. Determina cuánto se desvía el precio de un activo respecto a su valor medio en un periodo establecido de tiempo, es decir, mide la frecuencia y la intensidad con la que varía el precio de un activo. A mayor volatilidad, mayor riesgo y mayor posibilidad de variación del valor del capital invertido. Si la volatilidad es baja, el grado de dispersión será menor...

¿Para qué sirve la volatilidad?

La utilidad de determinar la volatilidad de un activo financiero está en la posibilidad de compararlo con otros o de evaluar el sentimiento del mercado al que pertenece, lo que resulta de gran ayuda a la hora de tomar decisiones de inversión. Así, existen índices de volatilidad, como el VIX, que resultan útiles para conocer el sentimiento de un mercado en concreto, en este caso el de la renta variable americana medida por el índice S&P 500. Si su nivel es elevado, ello indica un sentimiento de miedo elevado en dicho mercado. En el caso de los fondos de inversión, la volatilidad permite conocer el nivel de riesgo de un fondo en concreto, y compararlo con la de la media de su categoría: de esta manera podemos ver no sólo cómo se ha desviado el fondo de su media histórica en términos de rentabilidad -a mayor volatilidad, mayores fluctuaciones de su cotización- sino además situarlo respecto a sus pares.

Volatilidad y riesgo

La volatilidad nos ofrece en cierta manera, información sobre la posibilidad de caídas en la cotización de carteras de fondos de inversión. El DFI, documento de datos fundamentales para el inversor (KID por sus siglas en inglés), ofrece un dato indicativo del riesgo del fondo en una escala de 1 a 7 que va de potencialmente menor rendimiento/menor riesgo (1) a potencialmente mayor rendimiento/mayor riesgo (7). Sin embargo, no hay que confundir volatilidad y riesgo.

Para tener una imagen completa del riesgo de un producto financiero no debemos centrarnos únicamente en medidas estadísticas que sólo miran al pasado, y que por lo tanto dependen de variables que podrían no reproducirse a futuro. Otras cuestiones, como la viabilidad o el potencial de crecimiento de una empresa o sector de la cartera, el riesgo divisa o el contexto de un país o mercado deben ser analizadas detenidamente. En este caso, lo mejor es confiar en un profesional de la inversión, quien podrá analizar y evaluar dichas cuestiones y asesorarnos en consecuencia.

La volatilidad es una oportunidad

La volatilidad mide el riesgo, pero no obligatoriamente es sinónimo de riesgo. Podemos sacarle provecho como una oportunidad de inversión. 

Generalmente, la volatilidad es una opción:

  • A largo plazo: en regla general, una mayor toma de riesgo se traduce en rentabilidades superiores a largo plazo o, lo que es lo mismo, en las inversiones a largo plazo la volatilidad es útil para mejorar la rentabilidad de las carteras -obviamente, de forma controlada. Además, las aportaciones periódicas compensan momentos alcistas con bajistas: lo que hoy compras más caro puede que lo compenses más adelante comprando a un precio más bajo.
  • Para una cartera diversificada: la diversificación permite buscar varias fuentes de rentabilidad más o menos arriesgadas y su combinación permite a su vez compensar la volatilidad de cada una de ellas.

En definitiva, las fluctuaciones son algo normal en la inversión, algo común -y hasta deseable- con lo que debemos convivir. Con un buen asesoramiento podemos poner la volatilidad de nuestra parte.