¿Qué son las ciudades inteligentes o smart cities? Descubre las novedosas iniciativas de las urbes del futuro

En todo el mundo, muchos municipios se están transformando en ciudades inteligentes o smart cities, mejorando el entorno urbano para ciudadanos, visitantes y empresas, al tiempo que impulsan la eficiencia y la sostenibilidad. En este artículo explicamos qué es una ciudad inteligente y algunas iniciativas aprobadas en aquellas más avanzadas.

Desde mediados del siglo XX, la población mundial se ha ido concentrando de manera progresiva en las ciudades. La tercerización de la economía (el viraje de esta hacia el sector servicios) ha provocado la migración masiva de personas desde entornos rurales hacia las grandes urbes. 

En 1960, menos del 40% de la población mundial residía en ciudades. Hoy día, el Banco Mundial calcula que este porcentaje ha aumentado hasta el 56%, lo que equivale a 4.400 millones de personas. Además, las previsiones apuntan a que esta tendencia continuará: la población urbana se duplicará en los próximos 25 años y se espera que casi el 70% de los habitantes del planeta residan en ciudades en 2050. En España, como en el resto de los países desarrollados, este proceso está más avanzado y cuatro de cada cinco habitantes ya reside en ciudades.

Este proceso, conocido como urbanización, ha provocado que las urbes deban gestionar el mismo número de servicios para cada vez más población. Los avances tecnológicos, sobre todo la digitalización, ha permitido a estas aplicar soluciones novedosas para afrontar este difícil reto. En este contexto, los expertos empezaron a denominar a las ciudades que apostaban por estas soluciones ciudades inteligentes o smart cities.

Qué es una ciudad inteligente o smart city

Una ciudad inteligente o smart city es aquella que apuesta por soluciones digitales para hacer más eficientes los servicios y la gestión. A través de la innovación, las ciudades inteligentes pretenden ofrecer mejores prestaciones a sus habitantes beneficiándose de los avances tecnológicos.

Las ciudades inteligentes consiguen así solventar y gestionar los problemas relacionados con el transporte urbano, el abastecimiento de recursos, la gestión de residuos o la participación ciudadana. Mediante la mejora de estas áreas, estas urbes pretenden adaptarse a los nuevos tiempos ofreciendo una cartera de servicios del siglo XXI. 

Hay que tener en cuenta que al reto del aumento de la población hay que añadir aquellos generados en las sociedades modernas, como el envejecimiento de la población, cambios en las estructuras de las familias, la multiculturalidad o el turismo de masas.

Ejemplos de ciudades inteligentes

Una vez comprendido qué es una ciudad inteligente y sus objetivos, vamos a ver cuáles se catalogan como tal. Para ello, analizamos el último informe IMD Smart City Index, que clasifica las principales ciudades inteligentes en el mundo. En la edición de 2024, las cinco ciudades que topan el ranking son Zúrich, Oslo, Canberra, Ginebra y Singapur. En este ranking, las ciudades europeas consiguen colocar 11 ciudades entre las primeras 20 smart cities y siete de las restantes están situadas en la costa del Pacífico.

Bilbao (29) es la primera ciudad iberoamericana que aparece en la clasificación, seguida de Madrid (35), Zaragoza (57) y Barcelona (81). En total, solo cuatro ciudades inteligentes entre las 100 primeras (y todas españolas).

Pero, ¿cómo puede una ciudad convertirse en una smart city? Analicemos algunas de las iniciativas implementadas en las primeras urbes del ranking:

Zúrich ha instalado sensores en las farolas, que aumentan o atenúan el brillo en función del nivel de tráfico y que ha permitido ahorrar hasta un 70% de energía. Además, las farolas también se usan para recoger datos medioambientales o como puntos de emisión de Wifi público.

Oslo fue una ciudad pionera en el despliegue de transbordadores y autobuses eléctricos. Desde hace años, la ciudad destina parte de su presupuesto a iniciativas que luchan contra el cambio climático y limita las emisiones permitidas según el sector de la economía. 
Aunque el invierno ha creado condiciones operativas difíciles, a lo largo de todo el año, el cambio hacia la movilidad de cero emisiones ha reducido tanto la contaminación acústica como las emisiones en Oslo. Con un presupuesto anual dedicado al clima, la ciudad también es muy explícita en cuanto a los límites de emisiones permitidos para determinados sectores. Además, Noruega es el único país del mundo donde se vendieron más vehículos eléctricos en proporción con su población. De hecho, en 2023 se vendieron más coches de este tipo que de cualquier otro.   

Canberra, cuenta con una de las mayores redes Wifi públicas gratuitas de Australia, CBRfree. Además, la capital también ha desarrollado una red de aparcamiento inteligente integrada. Esta infraestructura está dotada con luces LED que facilitan la búsqueda de aparcamiento: los LED se encienden en rojo cuando el aparcamiento está ocupado y en verde cuando está libre. Esto permite a los conductores saber con un simple vistazo si hay plazas disponibles en cada calle sin tener que entrar en ella.

Ginebra puso en marcha en 2018 el programa Smart City Geneva, centrado en cuatro pilares principales: energía, movilidad, digital y residuos. Desde entonces, se han puesto en marcha una serie de iniciativas como un sistema de vehículos eléctricos compartidos y otro de aparcamiento inteligente que funciona mediante una serie de sensores conectados al teléfono del conductor. Además, la ciudad suiza convierte el 39% de los residuos de la ciudad en energía para generar electricidad y calor.

Singapur cuenta con TeleHealth, un servicio de citas médicas en remoto y TeleRehab, que permite a los pacientes realizar ejercicios médicos monitorizados por profesionales a través de dispositivos. La ciudad-estado también está financiando proyectos de robótica para reducir la soledad de la población más mayor. Además, ya ha probado las primeras licencias piloto a empresas para ofrecer servicios de reparto y transporte usando vehículos automatizados. 

Invertir en ciudades inteligentes


El desarrollo de estas iniciativas supone una oportunidad para las empresas relacionadas con el tipo de soluciones que hemos detallado en este artículo. Es decir, aquellas relacionadas con la movilidad y transporte, las infraestructuras, bienes inmuebles o la gestión sostenible de los recursos, entre otras. 

Si incluyes este tipo de empresas en una cartera más amplia puedes beneficiarte de una cartera de inversión más diversificada, ya que este sector está menos relacionado con industrias tradicionales, como la manufacturera y la financiera.

Además, invertir en ciudades inteligentes supone una oportunidad para apostar por soluciones sostenibles basadas en la colaboración público-privada que ofrecen un gran potencial a largo plazo. El impulso de distintos gobiernos nacionales e instituciones supranacionales, como la Unión Europea, hace que las inversiones en este sector puedan beneficiarse de esa financiación pública y de marcos regulatorios favorables.