La evolución más reciente y discutida de los sistemas de escritura mediante inteligencia artificial (IA) se denomina GPT-3. Su nombre significa Generative Pre-trained Transformer y es un programa que, mediante deep learning, es capaz de producir texto en un lenguaje muy similar al humano.
El texto generado a veces parece escrito por un ser humano, hasta el punto de que desde Nueva York hasta Australia se prohibió el uso de los chats GPT tras descubrirse que algunos estudiantes habían falsificado exámenes.
¿Cómo funciona la GPT-3?
GPT-3 es el tercer modelo de la serie GPT, creada por OpenAI, una empresa de investigación de IA con sede en San Francisco. La novedad de la última versión, presentada en mayo de 2020, es su capacidad de cálculo: GPT-3 tiene una capacidad de 175.000 millones de parámetros de aprendizaje automático. De hecho, es capaz de crear contenidos para cualquier propósito, alimentando la conversación en tiempo real, incluso con diferentes estilos lingüísticos, basándose en lo que ha aprendido previamente, incluso respondiendo a preguntas complejas con frases completas.
Para funcionar, GPT-3 se ha "entrenado" con una gran cantidad de datos lingüísticos, aprendiendo así las reglas del lenguaje humano y generando textos similares a los escritos por personas.
En concreto, los ingenieros de OpenAI entrenaron a GPT-3 con una técnica de aprendizaje automático conocida como "deep learning", que intenta imitar el funcionamiento del cerebro humano para reconocer patrones (patrones replicables) en grandes cantidades de datos. Se crean así redes neuronales artificiales organizadas en varias capas, en las que cada capa calcula patrones para la siguiente, de modo que la información se procesa de forma cada vez más completa.
Las aplicaciones de GPT-3
A través de esta operación, GPT-3 es capaz de:
- escribir textos automáticamente, como artículos, posts o ensayos completos;
- evitar erratas y errores gramaticales;
- utilizar diferentes estilos para diferentes fines;
- resumir textos largos y complejos haciéndolos más breves y fáciles de comprender;
- traducir textos de un idioma a otro con un alto nivel de fiabilidad;
- hacer codificación: GPT-3 puede traducir lenguaje natural a código, programando aplicaciones o sitios web enteros. Puede escribir en python, html, css y javascript y otros lenguajes a partir de instrucciones proporcionadas por el lenguaje humano.
Además, en noviembre de 2022 se lanzó un chatbot llamado ChatGPT. Es capaz de proporcionar un nivel de conversación equiparable al de un humano: cuando el usuario le hace una pregunta, ChatGPT es capaz de responder y resolver incluso problemas complejos, utilizando la web como base de datos de información.
Limitaciones y críticas a los sistemas de escritura automática
Algunos estudios han revelado cómo el sistema GPT-3 tiende, sin embargo, a amplificar la difusión de prejuicios o de información inexacta o incluso errónea mediante la reproducción de patrones y estereotipos. Por esta razón, las posibles aplicaciones en ámbitos muy sensibles como la medicina o las finanzas aún se contemplan con escepticismo.
El creciente uso de tecnologías de redacción automatizada, como GPT-3 y otras, también ha suscitado preocupación por la producción original de trabajos académicos. Además, al poder escribir textos de forma muy parecida a como lo haría un cerebro humano, desde muchos sectores se ha expresado preocupación por el peligro de que se produzcan campañas de desinformación o estafas.
Pero también está el aspecto medioambiental. Los grandes modelos lingüísticos, como el GPT-3, requieren el consumo de una gran cantidad de energía para la fase de aprendizaje y almacenamiento.
Inversión de Microsoft en inteligencia artificial
La empresa detrás de GPT-3 es OpenAI, fundada inicialmente en 2015 por Elon Musk y Sam Altman como una organización sin ánimo de lucro para promover y desarrollar la inteligencia artificial amigable (IA amigable) para que la humanidad pudiera beneficiarse de ella.
En 2019, OpenAI se reestructuró para convertirse en una empresa con ánimo de lucro. En 2020, Microsoft anunció que tenía la licencia exclusiva de GPT-3 para los productos y servicios de Microsoft como resultado de una inversión en OpenAI. La empresa fundada por Bill Gates quiere ahora invertir en el chatbot para incorporarlo a su sistema Office e integrarlo en el navegador Bing, competidor de Google.