La inteligencia artificial como recurso de diagnóstico de salud mental

La preocupación por la salud mental ha ido in crescendo a raíz de la pandemia de coronavirus. La detección de dolencias supone un reto, que ha encontrado en la Inteligencia Artificial (IA) un aliado.

La incorporación de la Inteligencia Artificial (IA) al ámbito de la salud mental está contribuyendo a cambiar las reglas del juego, garantizando sesiones terapéuticas más efectivas y personalizadas. La tecnología agiliza la identificación de problemas de salud mental y facilita el seguimiento a los pacientes. Estos son algunos aspectos en los que la IA ha supuesto una mejora:

  • Control de calidad: debido al aumento de carga de trabajo, las clínicas de salud mental han optado por automatizar el control de la práctica profesional. La IA se utiliza para analizar el lenguaje de las sesiones de terapia. Esto consiste en procesar el lenguaje natural, mediante una técnica que permite que las máquinas registren las transcripciones. De este modo los terapeutas obtienen una réplica exacta de su trabajo. Son ya numerosas las empresas que desarrollan softwares específicos para el procesamiento del lenguaje.
  • Refinar el diagnóstico y asignar la terapia adecuada: la IA ayuda a detectar enfermedades mentales y, en consecuencia, a tomar decisiones precisas en cuanto al tratamiento y a determinar qué tipo de terapia funcionaría mejor para cada persona. Además, ofrece la creación de diferentes subgrupos de pacientes para ayudar a los terapeutas a especializarse y enfocarse en cada caso. Con la tecnología de la IA, los datos pueden ser filtrados de manera masiva, manteniendo la confidencialidad de los pacientes.
  • Psicólogos y máquinas: estamos acostumbrados a creer que los profesionales de la psicología necesitan buenas dosis de empatía e intuición y es poco probable que las máquinas puedan replicar estas habilidades humanas. Sin embargo, algunas tareas principales de un psicólogo son la evaluación, formulación e intervención, ya se pueden automatizar hasta cierto punto. Las pruebas psicológicas, la interpretación de resultados y la redacción de informes se basan en buena medida en la repetición y no requieren empatía ni intuición. La psicología ha sentado las bases para la imitación de la práctica humana por la máquina.
  • Terapia cognitiva en lugar de medicación: a pesar de que el uso de antidepresivos como tratamiento para los problemas de salud mental haya aumentado en los últimos años, también existen otras vías de terapia cognitiva. La IA ayuda a validar esta terapia, por ejemplo, para diferenciar con precisión las frases utilizadas en conversaciones entre terapeutas y pacientes, o mediante algoritmos contra el suicidio y la depresión. La terapia cognitiva trata de identificar patrones de pensamiento negativos y cómo romperlos, por lo que es importante prestar atención a las palabras y las conversaciones. En ese sentido, con la tecnología de la IA se obtienen mejores resultados para automatizar estos procesos de trabajo que requieren precisión y exactitud.

La salud mental ofrece posibilidades de exploración desde diversas perspectivas. Aun cuando la alianza entre psicología e inteligencia artificial ya es un hecho, la otra cara de la moneda es que también se abre el potencial para el mal uso y la mala práctica. Las preocupaciones éticas relacionadas con el uso de tecnologías disruptivas en salud mental deben estar en primer lugar antes de llevar a cabo cualquier decisión profesional respecto a estas tecnologías.