Los activos digitales son una forma de inversión digital basada en la cadena de bloques (blockchain). Incluyen principalmente las criptomonedas, pero no únicamente; un activo digital es, de hecho, cualquier elemento que exista en formato digital y para la que se prevea el derecho de uso.
Los activos digitales son elementos intangibles que generan valor monetario, la representación digital de un derecho o activo que existe en el mundo físico o en el mundo digital, basado en la cadena de bloques (blockchain), que garantiza la no duplicabilidad de la identidad digital del activo.
¿Cómo funcionan los activos digitales?
Cada activo digital está asociado a una cadena de bloques, en la que se almacenan todas las transacciones realizadas sobre él.
Gracias al blockchain, los activos digitales pueden ser creados por todos aquellos que lleven a cabo un proceso de "tokenización", es decir, la conversión de los derechos relativos a un determinado activo en un token digital que puede ser almacenado y gestionado en un blockchain u otro sistema DLT (Distributed Ledger Technology o Tecnología de Contabilidad Distribuida).
La tokenización puede darse de dos maneras: la representación digital de activos en la cadena de bloques o la emisión de clases de activos tradicionales en forma de tokens.
En el primer caso, el valor económico y los derechos derivados de activos reales preexistentes se vinculan o incorporan a fichas basadas en DLT. Los tokens emitidos sólo existen dentro de la cadena de bloques, mientras que los activos reales sobre los que se emiten los tokens siguen existiendo en el mundo real.
En el segundo caso, la tokenización de activos implica la creación de un instrumento dentro del blockchain y la emisión de tokens nacidos directamente en el blockchain, que viven únicamente en la DLT.
Estos procesos pueden aplicarse a activos financieros como valores, materias primas y divisas, así como a activos físicos como bienes inmuebles y obras de arte.
Tipos de activos digitales
Según el Observatorio “Blockchain & Distributed Ledger” de la Politécnica de Milán, existen dos tipos principales de activos digitales: nativos y no nativos.
Los activos nativos son criptomonedas, que existen sólo y únicamente en forma digital, mientras que los activos no nativos son tokens generados en plataformas blockchain. Los tokens, a su vez, pueden ser de cuatro tipos:
Currency token, cuando desempeñan funciones monetarias (como las monedas estables, un tipo de criptomoneda en la que el valor del activo digital está vinculado a un activo de referencia);
Utility token, cuando permiten el acceso a un servicio (como los tokens de gobernanza, que confieren el derecho de voto);
Asset token, cuando otorgan la propiedad de un activo, tanto físico como financiero. Están pensados para representar objetos del mundo real, para facilitar la compra y venta de artículos sin tener que moverlos de un lado a otro;
Security token, cuando representan el valor de un activo sin implicar propiedad. Funcionan como un contrato de inversión y sirven como garantía de propiedad de una porción del activo digital emitido y ganan y pierden valor acorde a las fluctuaciones de su precio.
Los activos digitales más en boga entre los inversores, criptomonedas aparte, en la actualidad son los Non-Fungible Tokens, o NFT, certificados de "propiedad" sobre obras digitales.
¿Por qué son importantes los activos digitales?
Los activos digitales ofrecen diversificación en comparación con las clases de activos tradicionales, ya que sus precios tienden a variar independientemente de lo que ocurra en el mundo real.
Sin embargo, como se ha visto en el caso de las criptomonedas, tienen precios muy volátiles. Por ello si se decide invertir en ellos, sólo deberían representar una parte pequeña de la cartera global de un inversor, o al menos proporcional a su perfil de riesgo.
Gestión de activos digitales: ¿cómo invertir en activos digitales?
La inversión directa en activos digitales es rica en oportunidades y riesgos, pero también muy compleja.
Las plataformas de inversión digital están ahora muy extendidas, incluso entre los jóvenes, y ofrecen a los usuarios la oportunidad de invertir sus ahorros y negociar con acciones y criptomonedas, gestionando la cartera según su propia estrategia de inversión.
Las plataformas de intercambio en las que se compran y venden activos digitales no están reguladas actualmente, por lo que no existe una protección jurídica específica en caso de litigio o de quiebra. Al carecer de requisitos de información y normas de transparencia, las plataformas de intercambio también están expuestas a elevados riesgos operativos y de seguridad.