Qué es el hidrógeno verde: el vector energético que marcará el futuro

Inversión sostenible
En este artículo, explicamos qué es el hidrógeno verde, cómo se produce y para qué sirve. Además, detallamos sus ventajas y desventajas, los principales proyectos existentes y algunos datos que dilucidan si merece la pena invertir en este vector energético.
Hydrogen

En los últimos años, el mundo ha sido testigo de un cambio sustancial en el panorama energético y el foco de los principales actores políticos y empresariales se ha situado en las fuentes de energía más limpias y sostenibles.

En este contexto, un nuevo vector energético ha emergido como una solución fundamental en la transición hacia un futuro más verde. Por ello, en este artículo nos preguntamos: ¿qué es el hidrógeno verde y por qué ha ganado tanta relevancia en los últimos tiempos?

¿Qué es el hidrógeno verde y por qué es tan importante?

Lo primero que hay que tener claro es que el hidrógeno verde no es una fuente de energía en sí, sino un vector energético. Es decir, no es una fuente de energía, como lo pueden ser la eólica o la solar, sino que se utiliza para producir y almacenar la misma y poder utilizarla según se produzcan picos de demanda.

A diferencia del hidrógeno gris, que se produce a partir de gas natural u otros hidrocarburos ligeros como metano o gases licuados de petróleo mediante procesos de reformado, el hidrógeno verde es producido a partir de fuentes de energía renovable, lo que lo convierte en una opción prometedora para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y avanzar hacia un futuro más sostenible y limpio. 

Según apuntan distintos organismos, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), durante los años 20 se podrá traspasar una nueva frontera en la transición energética. Si bien en la década de 2010 se avanzó mucho en el ámbito de las baterías y en la anterior se concentró el esfuerzo en la energía solar, este tercer decenio apunta a convertirse en el periodo durante el cual el hidrógeno verde obtenga un impulso definitivo. De hecho, en los últimos cinco años, más de 30 países han comenzado a preparar estrategias nacionales para implementar esta novedosa fuente de energía, según datos de la Agencia Internacional de la Energía. 

La coyuntura actual, marcada por la consecución de los objetivos climáticos de París y la Agenda 2030, ha ayudado a impulsar la investigación y la inversión en hidrógeno verde. Asimismo, conflictos como la invasión rusa de Ucrania o los problemas en la cadena de suministros también han contribuido al desarrollo de este vector energético, que ha cogido un impulso importante en los últimos años. 

De esta manera, además de reforzar la seguridad energética, el hidrógeno renovable es importante en el impulso de la Unión Europea hacia el objetivo de Cero Emisiones Netas: para 2030, el club de los Veintisiete está intentando reducir las emisiones en un 55 por ciento en comparación con los niveles de 1990.

Hidrógeno verde: cómo se produce

Como ya hemos aclarado, el hidrógeno verde se produce a partir de fuentes renovables de energía, como la solar o la eólica, a través de un proceso conocido como electrólisis del agua. Este tratamiento utiliza electricidad para descomponer el agua en sus componentes básicos, hidrógeno y oxígeno. Así, el único subproducto utilizado en el proceso es el agua, lo que da como resultado un sistema limpio y sostenible en el que no se emite CO₂ para generar energía.

Pese a que la producción por electrólisis es la más común, esta energía también se puede generar mediante otra técnica incipiente: la pirogasificación. Se trata de calentar materia orgánica (biomasa leñosa, madera, residuos de cultivo…), además de diversas formas de residuos que contienen carbono (neumáticos viejos, plástico no reciclable…) a temperaturas entre 900°C y 1.200°C en presencia de una pequeña cantidad de oxígeno. De este proceso se extrae un gas complejo que contiene hidrógeno que se puede separar.

Para qué sirve el hidrógeno verde

Este vector energético representa una oportunidad única para avanzar hacia un futuro más sostenible y limpio, pero concretamente, ¿para qué sirve el hidrógeno verde?

Este vector energético puede utilizarse como un medio de almacenamiento, ya que este gas puede transformarse nuevamente en electricidad a través de pilas de combustible o motores de combustión interna en vehículos, generadores y sistemas de respaldo de energía. 

Además de su uso como acumulador de energía, el hidrógeno se utiliza principalmente en dos sectores: en la industria química para la fabricación de amoníaco y fertilizantes y en la industria petroquímica para confeccionar productos derivados del petróleo.

Hidrógeno verde: ventajas y desventajas

El hidrógeno verde tiene una serie de pros y contras. Una de sus principales ventajas es su versatilidad. Como hemos comentado, puede ser utilizado como combustible para vehículos de transporte, como materia prima en la industria química, o como vector energético para la generación eléctrica. Su capacidad para almacenar energía de manera eficiente lo convierte en una opción atractiva para complementar las fuentes de energía intermitentes, como la solar y la eólica, ayudando a estabilizar la red eléctrica y garantizar un suministro constante de energía.

También, al tratarse de una energía limpia, ofrece una serie de ventajas medioambientales: no genera emisiones de carbono durante su producción o combustión, contribuye de manera significativa a la reducción de la huella de carbono y en la lucha contra el cambio climático. Esto lo convierte en una alternativa atractiva a los combustibles fósiles, especialmente en sectores donde la electrificación completa no es viable, como el transporte pesado, el urbano o la industria pesada.

Sin embargo, a pesar de sus numerosas ventajas, el hidrógeno verde todavía tiene algunos desafíos importantes. Uno de los principales es su coste de producción, que actualmente es más alto que el del hidrógeno gris, producido a partir de combustibles fósiles. De la misma manera, la infraestructura necesaria para su producción y distribución a gran escala aún está en desarrollo y requiere inversiones significativas.

Hidrógeno verde en España

España tampoco se queda atrás en la carrera para desarrollar y adaptar la infraestructura necesaria para emplear este gas. Según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, “se considera prioritario” el desarrollo de la producción de hidrógeno verde de origen 100% renovable y su uso como almacenamiento estacionario en grandes cantidades y largos periodos de tiempo “por su aplicación a la aviación, movilidad, industria y edificios”.

Así, se pretende que el desarrollo del hidrógeno verde en España ayude a reducir en un 23% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) con respecto a 1990. 

El Informe Cátedra estudios sobre el hidrógeno, elaborado por la Universidad Pontificia Comillas, calcula que en 2023 el número de proyectos relacionados con la producción de este gas creció un 30%.

Este informe también señala que la totalidad de las iniciativas en desarrollo sumarían más de 16,5 GW. Una vez terminados, y si se cumplen las capacidades anunciadas, los proyectos existentes serían suficientes para cumplir con los objetivos contemplados en el PNIEC para 2030. Sin embargo, en la actualidad la mayoría de los mismos se encuentran en las etapas incipientes: en 2022, España solo produjo 2.810 toneladas de este tipo de hidrógeno.

Invertir en hidrógeno verde

Debido a que se trata de un sector en expansión y que las proyecciones a futuro son muy prometedoras, invertir en hidrógeno verde se ha convertido en una oportunidad. Para cuantificar el potencial alcance de esta fuente de energía, solo basta comparar los 2 GW instalados a nivel mundial que existen en la actualidad (la mitad de ellos, en China) y compararlo con los 420GW con los que se cerrará esta década a nivel internacional si todos los proyectos anunciados se completan. 

De hecho, Deloitte pronostica que el tamaño del mercado del hidrógeno verde alcance 1,4 billones de dólares en 2050 y genere dos millones de empleos anuales durante los 20 años previos. Por esta razón, son muchos los fondos de inversión que ofrecen la posibilidad de apostar por esta energía renovable.

Debido al aumento de las proyecciones de inversión en hidrógeno verde, se espera un transporte de 20 millones de toneladas anuales para 2030 y 200 millones para 2050, según El Consejo Mundial del Hidrógeno, conformado por 132 empresas energéticas. Año a año, la cartera de proyectos crece: a finales de 2023, esta institución contabilizó más de 1.400 proyectos anunciados en todo el mundo por los 1.040 que había un año antes.

Este aumento ha supuesto un incremento de las inversiones en hidrógeno verde hasta los 570 mil millones de dólares y a establecer el suministro en 45 millones de toneladas anuales en 2030. Por regiones, Europa encabeza el número de proyectos en marcha (540), por delante de América del Norte (248).

Si estás pensando en unirte a esta novedosa solución energética, debes saber que existen varias opciones para invertir en hidrógeno verde:

- Una opción es invertir en empresas de hidrógeno verde a través de la compra directa de acciones. A través de esta alternativa, podrás obtener rentabilidad según la evolución de la cotización en bolsa de la compañía en cuestión. Para ello, es recomendable realizar una investigación previa de las empresas existentes, así como de sus proyectos en desarrollo o en fase de planificación, que determinarán su proyección futura. 

- Otra posibilidad es invertir en un fondo de inversión temático especializado en empresas del sector. De esta manera, podrás delegar en un experto la asignación de activos y no tendrás que estar pendiente de la evolución de los mercados.

- Por último, puedes invertir en ETFs de hidrógeno verde. Debes tener en cuenta que estos fondos cotizados funcionan de forma similar a las acciones en bolsa. Esto hace que se diferencien de los fondos de inversión en los costes de operativa, la fiscalidad, las comisiones y la accesibilidad.