El cambio climático tiene efectos transversales en distintos sectores y el del turismo no es una excepción. Las temperaturas más elevadas y el pronóstico de que continúen en ascenso impactarán tanto en los destinos elegidos por los viajeros como en lo que se considera a día de hoy la temporada alta en muchas regiones. Europa, como región más visitada del mundo será la gran afectada por estos cambios, según apuntan cada vez más estudios.
El 51% de todas las llegadas internacionales (más de 500 millones de turistas anuales) recalan en Europa, lo que en cifras económicas representa el 41% de los ingresos por turismo a nivel global, según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT). Unos números que han ido en incremento en las dos últimas décadas y que cambiarán sustancialmente en los próximos años por país y por temporada, atendiendo al análisis del Centro Común de Investigación europeo (JRC, Joint Research Centre, por sus siglas en inglés). Es decir, el cambio climático también impactará en el turismo y, por lo tanto, en la economía de algunos países muy dependientes de él.
Según este organismo, una subida de tan sólo 1,5º en la temperatura afectaría al 80% de los países europeos: en un extremo, Chipre como país más afectado, con una caída del turismo del 1,9%; en el otro, la costa finlandesa como mayor beneficiado, con un incremento del 3,25%. En resumen, cuanto más suban las temperaturas, mayor será la preferencia de los viajeros por las regiones menos calurosas del centro y norte de Europa, en detrimento de las actuales favoritas, las del sur, entre ellas, España.
En el siguiente gráfico se puede ver el impacto que tendrá la subida de la temperatura en el turismo de cada país de Europa, según el JRC. Los países coloreados en tonos rojos son los que verán mayor descenso de turismo, mientras que los azules serán los grandes beneficiados de ese éxodo de viajeros. En un escenario menos favorable, en el que la temperatura subiese 4º, “se prevén tasas de crecimiento superiores al 3% en el número de pernoctaciones para un total de 106 regiones. Por otra parte, se prevé que 52 países europeos como Bulgaria, Grecia, Chipre, España, Francia, Italia, Portugal y Rumanía pierdan flujos turísticos con respecto al presente”, apunta el organismo europeo.
Con todo, aunque las olas de calor modificarán los flujos de turismo en Europa y habrá países ganadores y perdedores en ese contexto, el Centro Común de Investigación europeo afirma que los efectos se compensarán: es decir, a nivel continente no se verán afectados los datos globales de turistas, ya que el crecimiento de las zonas centrales y nórdicas compensará el descenso esperado en los países del Sur.
Impacto del cambio climático en el turismo de España
El estudio plantea diferentes escenarios con hipotéticas subidas de 1 a 4 grados. En un escenario central, en el que la temperatura media subiese 2 grados, España se situaría como el cuarto país más afectado, por detrás de Portugal, Grecia y Chipre.
Por regiones, las cinco mayores perjudicadas en pérdida de turismo serían Baleares, Murcia, Comunidad Valenciana, Extremadura y Andalucía. También cambian los meses o temporadas preferidas para viajar: en España se puede observar un descenso del flujo de turistas en los meses centrales de julio, agosto y septiembre, mientras que crecen las cifras en otros tradicionalmente considerados de temporada baja, como enero o noviembre (ver gráfico).
Un escenario no tan lejano
¿Son exageradas estas proyecciones? En el Acuerdo de París (2015) la comunidad internacional firmó un límite al aumento de la temperatura media del planeta para luchar contra el calentamiento global. El objetivo marcado es que no suba más de 1,5 grados a finales de este siglo con respecto a la temperatura que había al inicio de la era industrial. Pues bien, ya hay quien prevé que ese límite se supere probablemente en los próximos 5 años, y es nada menos que la Organización Meteorológica Mundial (OMM). De hecho, el verano de 2023 fue el quinto más caluroso de la historia, según el Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S), y no ya en Europa, sino en todo el mundo (ver gráfico: los 30 veranos boreales más c
Un verano excepcionalmente caluroso cuyas consecuencias, más allá de la sequía y las restricciones al consumo de agua, se dejaron ver por todo el mundo. En Grecia se tomó una decisión sin precedentes: cerrar el principal enclave turístico, la Acrópolis, al alcanzar los 45 grados; varias aerolíneas americanas tuvieron que reajustar sus operaciones, reduciendo el combustible, equipaje o incluso pasajeros en vuelos hacia las ciudades más impactadas por las altas temperaturas. En Roma, el número de urgencias hospitalarias relacionadas con el calor se disparó, hasta el punto de que en uno de sus hospitales alcanzaron el nivel más alto desde la pandemia, según recoge el World Economic Fórum.
La tolerancia a las altas temperaturas que tienen los viajeros también sale a la luz si miramos los propios datos de España. El servicio de análisis de Caixabank (Caixabank Research) llevó a cabo un estudio basado en los datos reales de pagos con tarjeta realizados en sus TPVs a lo largo de toda la geografía española en las temporadas altas de 2019 (prepandemia) y 2023. Estos datos reales de actividad de los viajeros muestran que el gasto turístico creció más en las zonas menos cálidas de España, como se puede observar en el siguiente gráfico, con incrementos del 45% en los municipios más templados.
Siguiendo con el análisis de Caixabank Research se observan incluso cambios en los horarios de gasto según el clima en un mismo municipio: el siguiente gráfico muestra cómo ha variado el gasto turístico dentro de un mismo municipio por cada grado adicional que ha subido la temperatura. Como se puede ver, por cada grado de más, el gasto se reduce casi un 0,3% en las horas centrales del día.
Oportunidad para el inversor
Luchar contra el cambio climático, y poner en marcha acciones para combatir sus efectos en el planeta y en la propia economía, es una tarea global y un objetivo común, aunque en este contexto hay determinados sectores que se verán beneficiados por una mayor inversión en soluciones que aboguen por la sostenibilidad. Los inversores tienen la oportunidad de participar en estrategias de inversión enfocadas en sectores que no solo contribuyen a un planeta mejor, sino que también generan beneficios en términos de rentabilidad al implementar acciones para combatir el cambio climático. Esto se logra mediante la selección de empresas que se encuentren en una posición favorable para aprovechar estas oportunidades.