De acuerdo con la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el perfil de riesgo es la relación entre los beneficios que se pretende obtener y los riesgos que se está dispuesto a asumir. En función de esto, encontramos varias clasificaciones.
La primera forma de considerar el perfil de riesgo de un inversor es la más extendida en nuestro país y también a nivel internacional:
- Conservador: inversores que prefieren realizar operaciones con menor beneficio pero con un alto porcentaje de éxito. Buscan inversiones a corto/medio plazo incluso sacrificando rentabilidad.
- Arriesgado: personas que optan por inversiones que suponen ganancias más elevadas pero menos probables.
De igual forma, en los últimos años se ha abierto la brecha entre ambos perfiles para dar lugar a un tercero:
- Moderado: se encuentran entre el conservador y el arriesgado. Apuestan por fondos de riesgo medio y beneficios aceptables.
No obstante, la clasificación anterior no es la única que podemos encontrar. En este sentido, algunas entidades, como Deutsche Bank, añaden dos perfiles más:
- Muy conservador: muestran una mínima admisión del riesgo, ya que solo buscan proteger su patrimonio.
- Dinámico: eligen operaciones de alto riesgo sin problemas para hacer crecer su patrimonio.
¿Para qué sirve el perfil de riesgo en una inversión?
La función del concepto de perfil de riesgo es conocer a un inversor teniendo en cuenta sus necesidades y expectativas respecto a las inversiones. Lo principal es que el propio inversor tome conciencia de sus particularidades y tome decisiones de acuerdo a estas características previamente identificadas.
¿Cuál es el propósito de las inversiones? Obviamente, es sacarle rentabilidad a su dinero. Pero esta ganancia económica debe estar en línea con otros objetivos personales, familiares o empresariales. Es aquí donde entra en juego establecer el perfil de riesgo, al determinar cuánto estaríamos dispuestos a perder a cambio de una ganancia significativa de capital.
¿Cómo determinar mi perfil de riesgo?
A la hora de establecer tu perfil, debes tener en cuenta dos factores: capacidad y tolerancia.
En primer lugar, la capacidad es la relación entre tus objetivos y el capital que esperas obtener. La tolerancia, por su parte, se corresponde con la posibilidad de asumir pérdidas desde el punto de vista económico.
Por otro lado, también te ayudará conocer las distintas clases de activos a tu disposición.
¿Cómo puedo conocer mi perfil de riesgo?
En la Unión Europea (UE), la Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros, conocida como MiFID (Markets in Financial Instruments Directive), tiene, entre otros objetivos, la protección de los inversores y fomentar la transparencia. Por ello, requiere a los asesores financieros la identificación del perfil financiero de los inversores. Por ello, antes de concretar una inversión, deben someterse al Test de Idoneidad o el Test de Conveniencia. Estas pruebas, la entidad financiera puede obtener información sobre la experiencia y conocimiento previos del inversor respecto a un producto concreto, el objetivo de la inversión del inversor y su contexto financiero.
Para completar el perfil de riesgo es conveniente tener en cuenta estas casuísticas:
- Situación financiera personal: gastos, deudas, ingresos…
- Objetivos del inversor
- Tiempo disponible para alcanzar sus objetivos
- Nivel de riesgo que está dispuesto a asumir
- Capacidad financiera
- Conocimiento financiero. Las inversiones necesitan una supervisión constante y realizada por profesionales, por eso, es siempre recomendable el asesoramiento.
En resumen, el perfil de riesgo es fundamental a la hora de tomar decisiones en el mundo de las inversiones. Y no pasemos por alto de que se trata de algo dinámico: tu perfil puede cambiar de un día a otro, así que es recomendable que profesionales de las finanzas realicen un seguimiento y lo actualicen, para invertir con seguridad y obtener los mayores beneficios.