Desde el punto de vista medioambiental este aumento de población supone un desafío importante, ya que el 70% de los gases de efecto invernadero se generan en las ciudades, y además el volumen de desperdicios podría llegar a triplicarse en las próximas décadas. Además, la calidad del aire, especialmente en países emergentes, es pobre, con efectos devastadores para la salud.
Los gobiernos colaboran cada vez más estrechamente con el sector privado para que las ciudades sean más seguras, sostenibles y mejor conectadas. De hecho, el desarrollo de ciudades inteligentes es fundamental para los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, con necesidad de inversiones hasta 2030 para “lograr que las ciudades sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles”. Según Citigroup, las Smart Cities requieren una inversión anual de 2,1 billones de dólares en infraestructuras, viviendas, educación, sanidad, ocio y edificios. Es buena noticia para el planeta y los inversores, pues crea oportunidades de negocio en una gran variedad de empresas que contribuyen al desarrollo urbano.
Según McKinsey, la ciudad inteligente puede mejorar indicadores de calidad de vida de manera significativa: las emisiones de gases de efecto invernadero pueden reducirse un 10%, el consumo de agua hasta 40%, los desperdicios no reciclados 35% y las enfermedades hasta 15%. Además, puede facilitar la conectividad y participación local, favorecer el empleo, reducir el coste de vida, limitar el tiempo en desplazamientos y relaciones con las administraciones, aumentar la seguridad y reducir la delincuencia hasta en un 40%.
En las Smart Cities los indicadores clave de calidad de vida pueden ser mejorados de un 10% a un 30%.
Smart Cities: oportunidades de inversión
1. Nuevas infraestructuras y construcción
Mientras la economía mundial crece 3% al año, las empresas relacionadas con la urbanización pueden aumentar sus ingresos en más de un 15% anual. En este ámbito, hay que tener en cuenta que el aumento de la población hace necesarias más viviendas, oficinas, escuelas y centros de ocio. Sólo en China e India se requieren 2.800 millones de metros cuadrados de nuevos espacios residenciales y comerciales cada año. El reto es diseñar, planificar, construir y financiar de forma eficiente y sostenible. En este sentido, aunque unos edificios más altos ahorran espacio y reducen el crecimiento urbano incontrolado, suelen ser poco respetuosos con el medio ambiente en construcción y funcionamiento. Sin embargo, el auge del Internet de las cosas –25.000 millones de dispositivos conectados en 2026– impulsará la demanda de super banda ancha y, a medida que la población mundial envejezca y la densidad urbana aumente, se incrementará la demanda de ascensores y productos para la accesibilidad - el mercado de ascensores puede crecer hasta 125.000 millones de dólares en 2021, frente a 89.000 en 2015.
Es el caso de la finlandesa Kone, fabricante global de ascensores, con alta exposición a China. Otro caso es Vonovia, promotora inmobiliaria europea especializada en vivienda, muy centrada en zonas urbanas, o DBS Group, el mayor banco de Singapur, cuya cartera de préstamos está 90% expuesta a regiones y ciudades del Sudeste Asiático en expansión.
El 60% del crecimiento económico de las ciudades procede del aumento de población y 40% de mejora de la productividad.Por lo tanto, para funcionar de manera eficiente hay que mejorar las infraestructuras de transporte, agua, energía, instalaciones logísticas y servicios públicos, desde asistencia sanitaria hasta educación, así como gestión de residuos. De los 81.000 millones de dólares que se gastarán este año en tecnología para ciudades inteligentes, la cuarta parte se destinará a vigilancia visual fija, iluminación exterior inteligente y transporte público avanzado (Fuente: International Data Corporation). Con el tiempo, es probable que se traduzca en trenes de alta velocidad y coches sin conductor. McKinsey prevé que hasta el 15% de los turismos vendidos en 2030 serán totalmente autónomos y que los ingresos del sector casi se duplicarán hasta 6,700 millones de dólares con el uso compartido de automóviles, petición electrónica de transporte y conectividad en los vehículos.
2. Tecnología y evolución del consumo
A ello se añade que la evolución de los gustos también exige nuevos tipos de infraestructura tradicionales y digitales que facilitan el funcionamiento sostenible de las ciudades. Así, los ciudadanos compran cada vez más por Internet y esperan plazos más rápidos. De manera que las zonas urbanas modernas necesitan centros de distribución para pedidos de última hora, respaldados por almacenes fuera de las ciudades. Es el caso de Segro, compañía británica propietaria de centros de distribución próximos a áreas urbanas, que se beneficia del desarrollo del comercio electrónico; otro ejemplo es Autodesk, compañía especializada en software de arquitectura, ingeniería, construcción, fabricación y creación de mapas. Y por último, Viomi Technology en China, una de las más importantes en dispositivos del hogar conectados al internet de las cosas en ciudades de tamaño medio.
3. Eficiencia energética , residuos y espacio urbano
Un informe de la Comisión Global sobre Economía y Clima revela que la inversión en transporte público de bajas emisiones, energías renovables y eficiencia en edificios comerciales y gestión de residuos puede disminuir los costes energéticos de las ciudades en el mundo en 17.000 millones de dólares para 2050, así como el tiempo empleado en transporte y mejora de la calidad de vida.
Los Angeles ya ha reducido su consumo energético un 63% mediante 173.000 unidades LED, lo que supone un ahorro de diez millones de dólares al año en electricidad y mantenimiento. Debemos encontrar nuevas y mejores formas de vivir y trabajar en las ciudades. Por ejemplo, el sector de alimentos precocinados sanos representa una oportunidad. Solo en EE.UU., los hogares gastan 730.000 millones de dólares en comida para llevar y comer fuera de casa –43% del presupuesto de alimentación. Las oficinas polivalentes son otro sector de crecimiento. El número de personas que utilizan espacios de trabajo compartidos en el mundo se ha triplicado en dos años hasta 1,74 millones y las previsiones indican que alcanzará 5,1 millones en 2022. Por otra parte, el incremento de solteros o familias monoparentales está impulsando la demanda de vivienda de menor tamaño o compartida, el mercado de trasteros en autoservicio, diferentes modalidades de estacionamiento de vehículos, o iniciativas de economía compartida. Finalmente, con más padres trabajando, aumenta la necesidad de asistencia para el cuidado infantil, lo que aprovechan compañías como Bright Horizons, empresa estadounidense que opera guarderías cercanas a grandes empresas.
Las ciudades que lleven las tecnologías inteligentes a su máxima expresión combinarán los beneficios para el planeta con los beneficios para la economía.
La tecnología va a jugar un papel esencial. Mediante soluciones más inteligentes, las ciudades aumentarán su eficiencia y sostenibilidad. De hecho, existe una competencia global entre ciudades por ser más atractivas para las inversiones y empresas que proporcionen servicios y mayor calidad de vida.