La población mundial alcanzará los 9.800 millones de habitantes y se concentrará en las ciudades. El planeta tendrá que afrontar retos cada vez mayores: demográficos, económicos y climáticos, que deberán abordarse de inmediato a fin de evitar que la inercia los haga irreversibles.
Población en aumento
Según las últimas estimaciones de la ONU, la llegada al umbral de los 10 mil millones de habitantes dependerá principalmente de los países en desarrollo, con Nigeria a la cabeza. Actualmente es el séptimo país más poblado del planeta pero en 2050 será el tercero, superando a los Estados Unidos y solo quedando por detrás de China e India. Entre el 2017 y el 2050 se espera que la mitad del crecimiento de la población mundial se concentre en solo nueve países: India, Nigeria, República Democrática del Congo, Pakistán, Etiopía, República Unida de Tanzania, Estados Unidos de América, Uganda e Indonesia. Los estados en vías de desarrollo experimentarán un aumento demográfico mayor en comparación con los países más ricos. No obstante, los países desarrollados no deberían ver una contracción significativa de su población gracias a los flujos migratorios. En cualquier caso, ni siquiera la inmigración revertirá la tendencia en algunos países en los que la tasa de natalidad es particularmente baja. En Italia, según el Consejo Nacional de la Economía y del Trabajo (CNEL), la población experimentará «una disminución significativa, pasando de los actuales 60 millones a los 56,5 en el 2050».
Cómo cambiarán las ciudades
El crecimiento de la población tendrá consecuencias significativas. Las tasas de natalidad tenderán a disminuir. La media de edad global en el 2050 será superior a la actual. Un marco con repercusiones significativas tanto a nivel laboral como de seguridad social. También habrá una distribución diferente, con el 68% de la población (frente al 55% actual) concentrado en zonas urbanas. Estaremos ante un mundo en el que sus habitantes emigran del campo a las ciudades, algo que sucederá de manera especialmente intensa en Asia y África, particularmente en India, China y Nigeria. Los países en los que la población no aumenta no solo se verán condicionados por las bajas tasas de natalidad, sino también por la inmigración derivada de los, cada vez mayores, problemas medioambientales. De ahí que las Naciones Unidas afirmen que la urbanización sostenible sea «la clave para un desarrollo efectivo».
El impacto económico
En el informe «El mundo en el 2050» elaborado por la consultora Pwc se estima que los cambios que se van a producir desde ahora hasta el 2050 afectarán a la economía. El PIB global podría duplicarse. Lo que significa que la riqueza crecerá más que la población. En consecuencia, el problema no será tanto la generación de riqueza sino su distribución. Si el PIB global crece tanto, gran parte del mérito recae en los avances tecnológicos, que mejorarán la productividad. El resultado será un mundo muy diferente al actual. China e India serán los países con mayor PIB. Los Estados Unidos caerán al tercer lugar, por delante de Indonesia. El peso de los países de la UE en el PIB mundial se reducirá a menos del 10%. El G7 tal y como lo conocemos actualmente cambiará como consecuencia de la presión de los países emergentes. Gran Bretaña bajaría hasta el décimo puesto. Francia saldría del Top 10 e Italia no estaría ni siquiera en el Top 20, dado que países como México, Turquía y Vietnam la superarían. Estos trastornos, indica Pwc, plantean tres grandes desafíos: evitar ceder al proteccionismo, lo que tendría repercusiones negativas en el crecimiento mundial a largo plazo; asegurar que los beneficios potenciales de la globalización se distribuyan más equitativamente; desarrollar nuevas tecnologías verdes a fin de garantizar que el crecimiento global sea sostenible desde un punto de vista medioambiental.