La deceleración o desaceleración de la economía consiste en una ralentización del crecimiento económico. La disminución de esta velocidad se estima teniendo en cuenta un ámbito económico determinado y comparándolo con la medición anterior del mismo.
De esta forma, cuando escuchamos que la economía sufre una desaceleración no se debe interpretar que se esté entrando en una crisis necesariamente. Esto implicaría que nos adentráramos en un periodo de recesión y de registro, o no, de valores negativos. Antes bien, la interpretación correcta es que el crecimiento seguirá con valores positivos, aunque a un ritmo menor al existente hasta el momento.
Cómo se detectan estos cambios en las tendencias de crecimiento
En regla general cuando hablamos de calentamiento, enfriamiento, aceleración o deceleración lo hacemos desde un marco macroeconómico. Este marco tiene en cuenta, para hacer sus estimaciones, indicadores que se fundamentan en lo que conocemos como valores agregados. Grandes cifras de conjunto como el PIB, la tasa de empleo, el IPC, las cuentas públicas o la balanza de pagos.
Estos indicadores pueden ser gestionados mediante las políticas económicas que adopten los países -o las uniones de determinados países, como la Unión Europea- precisamente para impulsar sus economías hacia las direcciones deseadas.
En otras ocasiones, son determinados acontecimientos ajenos a la planificación establecida los que inciden sobre el mapa económico trazado y producen desajustes, teniendo que cambiar las previsiones. Este es el caso con la advertencia del Banco de España al que nos referíamos en la introducción.
Los principales indicadores se han visto afectados por una serie de causas, como son:
- La guerra en Ucrania
- La pandemia provocada por el Covid-19
- El Brexit, la salida de Reino Unido como estado miembro de la Unión Europea
- La pérdida de paridad del Euro frente al Dólar
- El fuerte ajuste de los mercados financieros
Todas son variaciones respecto a la situación existente en el momento en el que se realizaron las previsiones de crecimiento, inesperadas por aquel entonces. De esta forma, las medidas adoptadas en su día en base a una planificación general de política económica, dejan de ser efectivas ante estas variaciones y empiezan incluso a producir un efecto de ralentización del crecimiento.