2024 se está perfilando como un año trascendental para la financiación de la biodiversidad.
Los bonos que incorporan objetivos de conservación y protección de la naturaleza representan casi una tercera parte del total de la deuda calificada como ASG emitida en lo que va de año, frente a tan solo el 3% en 2015.
A este ritmo, la emisión anual de este tipo de deuda podría rondar los 300.000 millones de USD a finales de 2024 y marcar un récord.
Este aumento no se debe a ninguna anomalía.
Hoy en día, la rápida evolución del marco político y normativo exige a los países y empresas que pongan más empeño en proteger la naturaleza y cubran el déficit de financiación de la biodiversidad, estimado en 700.000 millones de USD anualeshttps://www.nature.org/en-us/what-we-do/our-insights/perspectives/closing-nature-finance-gap-cbd/.
Por otra parte, cada vez son más los inversores que consideran que la restauración de la biodiversidad es una forma potencialmente más rentable de luchar contra el calentamiento global y alcanzar el objetivo de cero emisiones netas.
Según informa la agencia de calificación crediticia Fitch en un estudio reciente, las carteras positivas para la naturaleza son cada vez más populares.
Por lo tanto, hay muchas razones para creer que los bonos de biodiversidad representarán un porcentaje cada vez mayor del universo de bonos ASG de 6,5 billones de USDIIF.
Mayor protagonismo
Las instituciones soberanas y supranacionales han encabezado el desarrollo del capital relacionado con la biodiversidad. Entre los primeros en emitir este tipo deuda figuran deudores como la Unión Europea y el Banco Mundial. En conjunto, representan casi dos terceras partes de toda la deuda ASG relacionada con la biodiversidad emitida hasta la fecha, según el Instituto de Finanzas Internacionales (véase la fig. 1).
Pero los deudores corporativos están empezando a salir a la palestra. Este cambio se produce en respuesta al número cada vez mayor de reglamentos y normas de presentación de informes relacionados con la naturaleza aplicables a las empresas, todos ellos orientados a obligarlas a considerar la protección de la biodiversidad como parte integrante de sus planes de cero emisiones netas.
Hay dos tipos de bonos corporativos de biodiversidad que han seguido una senda ascendente.
El primero es el bono con empleo de los ingresos (EDI), mediante el cual el dinero obtenido se destina a proyectos específicos de sostenibilidad. Curiosamente, la emisión de este tipo de bonos ha crecido en los últimos años, mientras que las ventas de otros tipos de deuda ASG han disminuido por temor a la falta de transparencia.
Entre los bonos con EDI relacionados con naturaleza más populares figuran los que financian objetivos de conservación de la biodiversidad terrestre y acuática, ambos reconocidos como categoría de EDI admisible por la Asociación Internacional de Mercados de Capitales. Representan alrededor del 16% de todos los nuevos bonos de biodiversidad emitidos en 2023, frente al 5% en 2020, según FitchPrincipios de los Bonos Verdes de la Asociación Internacional del Mercado de Capitales (ICMA), Sustainable Fitch.
Entre los emisores que salen al mercado figura la empresa papelera chilena CMPC. Emitió bonos con EDI en la gestión forestal e hídrica sostenible y en la restauración de bosques autóctonos.
La empresa forestal finlandesa Stora Enso, por su parte, emitió una serie de bonos verdes con EDI destinados a la gestión forestal e hídrica sostenible y al control de la contaminación, entre otros fines.
China también ha participado de manera activa en este mercado. Recientemente, el Banco de China emitió dos bonos de biodiversidad cuyos ingresos netos se destinaron a proyectos de conservación de la biodiversidad y a proyectos de gestión medioambientalmente sostenible de los recursos naturales vivos y de uso del suelo –otro EDI admisible– en China continental.
El segundo tipo de bono de biodiversidad que se ha vuelto popular entre los emisores corporativos es el bono vinculado a la sostenibilidad (BVS). La característica distintiva de los BVS es que incluyen un mecanismo mediante el cual sus términos y condiciones, como el tipo de interés o los cupones, cambian en función de la capacidad de la empresa para cumplir sus objetivos específicos de rendimiento en el plazo predefinido.
La empresa papelera brasileña Klabin ofrece un ejemplo práctico interesante. Recientemente, vendió un BVS con objetivos de rendimiento sostenible vinculados a sus metas relacionadas con la naturaleza y la biodiversidad, con vencimiento final en 2030 y 2025 como punto de partida de la fijación del precio del próximo tipo de interés.
Entre los objetivos de la empresa para 2030 se incluyen:
- Reintroducir dos especies cuya extinción está demostrada en un hábitat determinado y promover el refuerzo de la población de otras cuatro especies amenazadas. El pago del cupón aumenta en 6,25 puntos básicos si no se alcanza el objetivo.
- Limitar el consumo de agua a un nivel igual o inferior a 3,68 m3 por tonelada de producción, lo que representa una reducción del 16,7% con respecto a 2018. El cupón se reajusta al alza en 12,5 puntos básicos si no se alcanza el objetivo.
Porcentaje de bonos ASG con la biodiversidad como categoría de EDI admisible, por región
América Latina y Europa del Este quedan excluidas dado lo reducido de la muestra de emisores. Incluye bonos verdes y de sostenibilidad del índice Bloomberg Global Aggregate Corporate denominados en EUR, USD y GBP. Fuente: Bloomberg, Refinitiv, Barclays Research. Datos a 02/05/2024.
Mercados emergentes: focos de biodiversidad
Los bonos de biodiversidad corporativos han demostrado ser populares entre los emisores de los mercados desarrollados. Han representado casi dos terceras partes del total de emisiones de bonos corporativos relacionados con la biodiversidad.
Los deudores asiáticos están participando de manera cada vez más activa en el mercado y representan cerca del 20% del total de bonos de nueva emisión. Esto supone casi la misma cantidad que la emitida conjuntamente por los deudores de EE.UU. y la zona euroBarclays Research.
Probablemente, los deudores corporativos de los mercados emergentes utilizarán más los bonos de biodiversidad.
Esto obedece a que la población de estos países, que albergan los ecosistemas más diversos del mundo, depende en mayor medida de la naturaleza para su bienestar y prosperidad, ya sea a través de la agricultura, la pesca o el turismo. Según estimaciones de BloombergNEF, las 20 principales prioridades de financiación para la protección de la biodiversidad mundial se encuentran ubicadas en los mercados emergentes.
También están dispuestos a financiar soluciones basadas en la naturaleza –consideradas eficaces también desde el punto de vista de los costes– para la adaptación climática, ya que los países emergentes se preparan para los efectos del calentamiento global.
Emisión de los mercados emergentes de bonos corporativos relacionados con la biodiversidad
Fuente: Índice JP Morgan CEMBI. Fuente: Bloomberg, Pictet Asset Management. Datos del período comprendido entre el 01/01/2018 y el 02/05/2024
Riesgo y prima naturales
La creciente demanda de bonos de biodiversidad por parte de los inversores también puede reflejar la favorable rentabilidad financiera de esta clase de activos.
El IIF señaló que la rentabilidad media de los fondos de renta fija relacionada con la biodiversidad se situó ligeramente por encima del 10%, superando a la de los fondos convencionales, los cuales, según sus cálculos, generaron un 6,7% el año pasado.
El análisis coincide con el creciente número de investigaciones académicas que han revelado la existencia de una “prima de riesgo de la biodiversidad” en el mercado de renta fijaPara más información, visite https://am.pictet/en/us/global-articles/2023/expertise/esg/corporate-impact-on-biodiversity.
Un estudio que analizaba la estructura temporal del riesgo crediticio de las empresas de infraestructuras descubrió que las condiciones relativas de financiación a largo plazo de las compañías que gestionan los riesgos de biodiversidad eran mejores en hasta 93 puntos básicos que las de aquellas que no lo hacenHoepner, A. et al, The Impact of Biodiversity, Water, Pollution on the CDS Term Structure https://ssrn.com/abstract=4351633. Además, los resultados indican que la diferencia era mayor durante los periodos de préstamo más largos –la pendiente de los de 1 a 10 años era más pronunciada que la de los de 1 a 5 años.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que la curva de los CDS indica que los inversores perciben esos riesgos como problemas a largo plazo en un sector especialmente vulnerable a la triple crisis planetaria causada por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
Biodiversidad: cobrando mayor importancia
La biodiversidad aún no se ha convertido en una inversión mayoritaria en el mercado de bonos verdes, ya que tan solo un 8% del total obtenido en el mercado se ha destinado a la financiación directa de iniciativas de protección de la naturaleza, frente a más del 50% en infraestructuras de energías renovablesVolumen acumulado USD 2010-2019, Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA).
La utilización y fijación de objetivos de rendimiento en materia de biodiversidad tiene mucho margen de mejora, ya que el marco actual dificulta la tarea de cuantificar y controlar con exactitud las ganancias o pérdidas de biodiversidad. Organismos como la Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD) y la fundación Finance for Biodiversity colaboran con los científicos para perfeccionar los procesos de supervisión y recogida de datos.
Mediante una mayor normalización de la arquitectura de financiación de la biodiversidad, los inversores podrían aumentar sus asignaciones de capital a empresas con proyectos de restauración de la naturaleza.
Podría ser cuestión de tiempo que los bonos relacionados con la naturaleza siguieran el mismo camino que los relacionados con el clima para convertirse en un elemento medioambiental normalizado en el mercado de renta fija global sostenible.