Los inversores en renta variable china han atravesado un par de años difíciles, marcados por un crecimiento económico decepcionante, la aplicación de normas restrictivas a varios sectores y las tensiones constantes entre Washington y Pekín. Muchos de estos nubarrones aún no se han disipado.
La debilidad del mercado inmobiliario seguirá lastrando el crecimiento, las presiones deflacionistas podrían persistir y las exportaciones se estancarán. También es probable que se modere el ciclo de inversión en infraestructuras, mantenido hasta ahora gracias a la importante inversión en energías renovables y limpias, debido al aumento exponencial de la capacidad en los últimos 24 meses. Al mismo tiempo, los trabajadores aún acusan el impacto de los recortes salariales del 20-30% aplicados por las empresas de propiedad estatal.
Sin apoyo político, es difícil vislumbrar mejoras.
Afortunadamente, hay algunas buenas noticias al respecto. Las autoridades han recortado el coeficiente de reservas mínimas y los tipos de interés, y están ofreciendo apoyo financiero a los sectores inmobiliarios, suavizando las restricciones a la compra de viviendas y fomentando la inversión en sectores clave como los de la tecnología y la automatización.
Aunque puede que no sean suficientes para enderezar la economía de manera inmediata, dichas medidas sientan las bases para una recuperación sostenible. Son deliberadamente moderadas para evitar el agravamiento de otros problemas, como el elevado apalancamiento de la deuda y el predominio de la inversión inmobiliaria.
Se prevén más medidas de apoyo durante el año próximo, sobre todo si la Reserva Federal de EE.UU. relaja también su política, como muchos esperan. Los recortes de la Fed dejarán a China más margen para bajar sus propios tipos sin correr el riesgo de provocar salidas de capitales y causar una mayor debilidad de la divisa.
Según nuestros economistas, China registrará este año un crecimiento del PIB del 4,8%, por encima de las previsiones del consenso, en consonancia con su potencial y casi cinco veces superior al ritmo previsto para las economías desarrolladas.
Todo es cuestión de equilibrio
Entonces, ¿cómo afecta esto a la renta variable china? Puede que un crecimiento económico de esta magnitud no impulse un fuerte “rally” de las acciones, pero tampoco será un lastre para el mercado.
Adoptamos un punto de vista con matices. A nadie se le escapa el hecho de que la liquidez del mercado de valores es escasa. Las fluctuaciones de los precios de las acciones son ahora más bruscas que antes. En diciembre, las empresas de videojuegos Netease y TencentLas empresas mencionadas se citan a título meramente ilustrativo y no deben considerarse como una oferta directa, recomendación de inversión ni consejo de inversión. La referencia a una empresa o valor específico no constituye una recomendación de compra o venta de dicho valor., por ejemplo, cayeron un 25% y un 12% respectivamente en una sola sesión ante las noticias de un posible endurecimiento de la normativa del sector. No obstante, no estamos de acuerdo con quienes sostienen que en China no se puede invertir. A pesar del traspié del juego en línea, parece que la normativa se está flexibilizando y que el Gobierno apoya cada vez más a las empresas y aboga por un entorno político estable y favorable.
Además, las valoraciones son muy atractivas: los modelos elaborados por nuestras estrategias multiactivos muestran que las acciones chinas están a su precio más bajo de los últimos 20 años y son más baratas que las de cualquier otro gran mercado de renta variable. Evidentemente, esto por sí solo no es razón suficiente para comprar, pero sí crea puntos de entrada atractivos en áreas del mercado donde las perspectivas futuras parecen sólidas.
La actuación de los inversores extranjeros también lleva a pensar que el mercado podría repuntar. En 2023, las entidades extranjeras redujeron sus carteras de renta variable china en un 13%, según datos del Banco Popular de China, continuando las retiradas de los dos años anteriores. Esto deja mucho margen para un cambio de tendencia, y las últimas cifras publicadas por otras fuentes indican que ya podría estar empezando a producirse. Desde principios de año, la renta variable china ha registrado flujos por valor de 50.000 millones de USD, según datos de EPFR, y las compras por parte de inversores extranjeros han superado a las ventas en las últimas semanas, según Bloomberg.
La clave para los inversores en renta variable de China reside en ser selectivos, tanto en lo referente a los sectores como a las distintas empresas. China se está alejando claramente de los catalizadores económicos del pasado, como el sector inmobiliario y la construcción, para centrarse en otros nuevos, como los vehículos eléctricos, la automatización industrial, la inteligencia artificial y la localización tecnológica, que son motores clave de la economía.
El sentimiento podría tardar algún tiempo en cambiar de rumbo. Además, también es posible que el mercado siga cotizando con un descuento considerable en comparación con el pasado, dadas las preocupaciones estructurales que suscitan la desaceleración del crecimiento, la incertidumbre política, el envejecimiento de la población y las continuas tensiones geopolíticas.
Ahora bien, de entre las literalmente miles de compañías cotizadas, nosotros seguimos centrándonos en invertir en empresas de alta calidad con buenos perfiles de crecimiento y valoraciones atractivas.
A pesar de la complejidad del mercado en 2023, resulta alentador observar que las empresas con fundamentales sólidos a medio plazo están empezando a distanciarse de aquellas con perspectivas más débiles. Al mismo tiempo, prestar atención a determinadas tendencias puede ofrecer oportunidades rentables. Tomemos como ejemplo el cambio de las pautas de consumo. Desde que los consumidores se inclinan por la compra de productos más baratos, por ejemplo, las empresas de comercio electrónico con descuento, como PDD y Temu, están registrando un buen comportamiento, mientras que sus competidoras de gama alta atraviesan dificultades (véase el gráfico).
Argumentos a favor de la diversificación
Naturalmente, siguen existiendo riesgos, sobre todo geopolíticos. Las recientes elecciones en Taiwán y la perspectiva de una nueva presidencia de Trump en EE.UU. suscitan gran preocupación. Para ganar popularidad y votos, es probable que los dos candidatos presidenciales estadounidenses mantengan un discurso duro con respecto a China.
En este contexto, preferimos mantener una cartera diversificada. Vemos oportunidades en dos ámbitos en particular. En primer lugar, la dinámica del crecimiento estructural a largo plazo favorece a sectores como el de los vehículos eléctricos, la automatización industrial, las tecnologías de inteligencia artificial (IA) y las industrias centradas en la exportación. A corto plazo, ciertamente, no son inmunes a las oscilaciones de la oferta y la demanda. Las debilidades que podríamos llegar a observar en algunas áreas aumentan la importancia de aplicar un enfoque selectivo “top-down”. (El sector del consumo es un buen ejemplo de ello. Las empresas de comercio electrónico se enfrentan a una fuerte competencia y a la ralentización del crecimiento de las ventas, pero algunas compañías como PDD tienen capacidad para romper la tendencia general).
En segundo lugar, se está produciendo una recuperación de la demanda en varios sectores. En el tecnológico, el mercado de ordenadores y teléfonos inteligentes (y de los componentes con los que se fabrican) se ve impulsado por el ciclo de sustitución, la reposición de existencias y el auge de la IA. Otros sectores se están recuperando de anteriores medidas restrictivas de los reguladores y se benefician de políticas más favorables. La educación se ha visto muy perjudicada por las restricciones a las clases privadas extraescolares desde 2021, pero ahora la situación parece haberse estabilizado y la demanda es muy fuerte, lo cual está impulsando a empresas como New Oriental Education.
Mientras esperamos la confirmación de una estabilización de las condiciones económicas y una disminución de los riesgos geopolíticos, está justificado mantener cierta cautela. Sin embargo, no nos cabe ninguna duda de que China es y debería seguir siendo un elemento estratégico de la asignación de carteras. La clave está en ser selectivos, manteniendo una exposición diversificada y un horizonte temporal largo, ajustar las inversiones a los objetivos económicos de Pekín y centrarse en encontrar empresas con fundamentales sólidos y potencial para convertirse en líderes mundiales.