Multiactivos

La presidencia de Donald Trump se perfila como una buena noticia para el dólar y las acciones estadounidenses, aunque menos favorable para los bonos estadounidenses y los mercados emergentes.

Aunque, hasta ahora, los mercados se han mostrado relativamente optimistas respecto a las próximas elecciones presidenciales estadounidenses –que han pasado a un segundo plano ante los temores por el crecimiento, el inicio del ciclo de relajación en EE.UU. y el estímulo de China–, a medida que se acercan los comicios los inversores harían bien en centrarse en sus implicaciones para los distintos activos.

Los activos privados pueden ser una buena fuente de rentabilidad, pero deben considerarse teniendo en cuenta las características del conjunto de la cartera de inversión, y no como un elemento separado.

Los inversores se aferran a la liquidez ahora que ofrece su mayor nivel de ingresos en más de una década. Pero, al hacerlo, se están perdiendo oportunidades mucho mejores.

Apostar en contra de la economía estadounidense fue una equivocación y las esperanzas depositadas en la reactivación de China resultaron ser excesivamente optimistas. Luca Paolini, estratega jefe, hace la valoración de un año tumultuoso.

En un año en el que la renta fija también se beneficiará de la desaceleración del crecimiento, parece que los títulos estadounidenses irán a la zaga de la renta variable de Europa y Suiza.

Las acciones chinas, por poco apreciadas que sean ahora, deberían seguir siendo un componente estratégico de las carteras de los inversores mundiales.