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Los mercados emergentes en el nuevo orden mundial

Renta fija
El orden mundial de la segunda mitad del siglo XX está dando un vuelco radical. Este cambio debería ser positivo para los mercados emergentes y, por ende, para los inversores en deuda emergente.

Mercados emergentes y ventajosos

Se está perfilando un nuevo orden mundial que promete ser muy provechoso para los inversores en renta fija emergente. El cambio estructural se debe, por una parte, a los cambios geopolíticos y, por otra, a la madurez de las economías emergentes. Para empezar, muchos países emergentes han evolucionado hasta tal punto que ya pueden alcanzar el siguiente nivel de desarrollo. Por otro lado, los cambios políticos en los países desarrollados también favorecen a los mercados emergentes.

La primera de estas fuerzas transformadoras es la persistencia del efecto posterior a la caída del muro de Berlín: Europa del Este se abrió al comercio y China se convirtió en una economía de mercado, con el consiguiente auge de la globalización. A pesar de lo que afirman los agoreros, la globalización no ha llegado a su fin. No obstante, ahora que China ha sustituido a la Unión Soviética como contrapeso mundial al Occidente liderado por EE.UU., están surgiendo nuevos riesgos geopolíticos que cada vez se parecen más a los de la antigua Guerra Fría. 

Este contexto refuerza la importancia de los mercados emergentes. China mantiene una tensa relación con Occidente debido, entre otras cosas, a la imposición de aranceles comerciales, por lo que cada vez recurrirá más a las demás economías emergentes como fuente de demanda de sus productos. Además, como los flujos de capital occidental hacia China probablemente se ralentizarán por esas mismas razones, el capital se canalizará hacia el resto del universo emergente en general. 

Las economías emergentes son especialmente interesantes para los inversores extranjeros por su abundancia de recursos, tanto de materias primas como de capital humano

Al mismo tiempo, la política económica de los mercados desarrollados está experimentando una transición trancendental. Durante las últimas décadas, los gobiernos cedían ante sus bancos centrales con el fin de estimular el crecimiento, mientras que la prioridad otorgada al control de la inflación imponía grandes restricciones al gasto fiscal. Tras la pandemia de COVID-19, esta situación ha cambiado radicalmente. El gasto público se ha convertido en un instrumento político fundamental y el cometido actual de los bancos centrales es el de actuar como fuerza estabilizadora de la economía. La manera que escojan los gobiernos de financiar los déficits resultantes afectará a los flujos de inversión y, por consiguiente, a la evolución de sus monedas. Teniendo en cuenta el enorme déficit doble de EE.UU. –balanza por cuenta corriente y saldo presupuestario de las administraciones públicas– y su dependencia del capital extranjero, el dólar se verá sometido a presión a medida que vaya pasando el tiempo. Esto tendrá efectos positivos de gran alcance para las economías y activos emergentes. 

Perfilando la economía mundial

Los mercados desarrollados serán los principales impulsores de la forma en que evolucionará este nuevo orden mundial. La política fiscal expansiva de las economías avanzadas pondrá fin al estancamiento secular que se afianzó tras la crisis financiera global. Los incentivos para que los gobiernos gasten son muy variados. Algunos tienen su origen en el ámbito nacional, ante las crecientes presiones para responder a las demandas sociales, y otros son resultado de la necesidad de ser competitivos a nivel internacional, contrarrestando el auge de China mediante el gasto en áreas estratégicas como las infraestructuras militares y la política industrial. Sin embargo, la carga de la deuda se está convirtiendo en un impedimento cada vez mayor, agravado por el coste del servicio de la misma en un contexto de tipos de interés más elevados.

Fig. 1 - Potencial de repatriación

Inversión japonesa en carteras extranjeras (miles de mill. USD; % del total)

Fuente: FMI. Datos del período comprendido entre el 31/12/2001 y el 31/12/2022.

Como consecuencia de este cambio radical, es poco probable que los gobiernos vuelvan a la austeridad –al menos no hasta que los mercados les obliguen a hacerlo. En cambio, los gobiernos intentarán mantener la carga de su deuda bajo control haciendo crecer sus economías. El aumento del gasto público, aunque selectivo, impulsará el gasto en bienes de capital y la demanda de recursos –factores ambos que probablemente beneficiarán a los productores de materias primas. El inconveniente es que predominarán los tipos de interés más altos.

Lo que no está tan claro es cómo afectará esta generosidad fiscal a los flujos internacionales de capital. Los gobiernos muy endeudados adoptarán un nuevo estilo de represión financiera. Tratarán de movilizar el capital nacional –gran parte del cual se encuentra actualmente invertido en el extranjero, de manera especialmente desproporcionada en EE.UU.– mediante los incentivos tributarios, la legislación y el marketing (véase la fig. 1). Esto bien podría provocar una reversión de los flujos monetarios que, hasta ahora, han sustentado la rentabilidad superior de los precios de los activos estadounidenses y, en definitiva, la fortaleza del dólar. Si esto ocurriera, la mayor transformación acabaría produciéndose en los precios de los activos emergentes –las economías en desarrollo saldrán beneficiadas de la combinación de un resurgimiento de la inversión y del gasto de capital.  

La nueva generación de mercados emergentes

Los mercados emergentes de hoy en día son diferentes de los del pasado. Estas economías suelen ser mucho más maduras y organizadas. Corren menos riesgo de experimentar turbulencias de tanto calado como la crisis de la deuda latinoamericana, la crisis asiática o la crisis de la deuda rusa. A decir verdad, en algunos aspectos parecen bastante más responsables que las economías desarrolladas. Tomemos la deuda como ejemplo. Mientras que los ratios deuda-PIB de los mercados desarrollados han pasado del 70% en el año 2000 al 126% actual, en las economías emergentes ese ratio solo ha aumentado del 47% al 68% y, si se excluye a China, del 52% al 57% (véase la fig. 2).

Fig. 2 - Prudencia de los mercados emergentes

Ratios deuda pública-PIB de los mercados emergentes frente a los del G7 y proporción de deuda emitida en el exterior (%)

Fuente: Pictet Asset Management, Bloomberg, FMI. Datos del período comprendido entre el 31/12/2000 y el 31/12/2023.

Y no solo eso, sino que ahora son menos vulnerables a la fuga de inversores. En 2008, el 81% de la deuda soberana y corporativa emergente se emitía en el exterior en divisas extranjeras, principalmente dólares.  En 2023, esa proporción había disminuido hasta el 44%. Hoy en día, la mayor parte de la deuda soberana emergente se financia a nivel nacional, en moneda local. 

Esto se debe a la creciente madurez de estas economías: ahora hay un mayor número de ahorradores nacionales que disponen de unos mercados de capitales autóctonos cada vez más sofisticados en los que invertir su dinero. Esta madurez es, a su vez, producto del crecimiento económico y de la disciplina impuesta a los gobiernos por los bancos centrales independientes, los regímenes de tipo de cambio flotante, las normas fiscales, la creación de sistemas de pensiones públicos y privados y las instituciones nacionales, cada vez más sólidas. Esto es especialmente cierto en los países que han sido propensos a las crisis en el pasado.

Añadiendo la geopolítica a la ecuación

En las últimas décadas, China ha sido considerada principalmente como un país proveedor de productos baratos. Actualmente, también se la considera un importante centro de poder, un contrapeso frente a Occidente que no existía desde la destrucción del imperio soviético. Eso está provocando tensiones. Pero también crea oportunidades.

Fig. 3 - Menos efecto expulsión (crowding out)

Inversión extranjera directa en China (% del PIB)

Fuente: Pictet Asset Management, CEIC, Refinitiv. Datos del período comprendido entre el 01/01/1982 y el 31/12/2023.

La pandemia obligó a los gobiernos occidentales a reconocer hasta qué punto sus cadenas de suministro estaban ligadas a China. Ello coincidió con la toma de conciencia del poderío militar y económico que China había llegado a alcanzar. La campaña de los países desarrollados para reducir su dependencia del país fue una bendición para las demás economías emergentes. Algunas, como las de Latinoamérica, se han beneficiado del traslado a países cercanos de la producción estadounidense. Al mismo tiempo, las empresas chinas han trasladado parte de su producción al extranjero, sobre todo al sudeste asiático, como forma de sortear algunas de las barreras comerciales que han ido surgiendo.

Fig. 4 - El ritmo trepidante del metal

Crecimiento estimado de la demanda de materias primas (variación en % 2023-2029)

Fuente: Gobierno australiano, “Resources and Energy Quarterly”.

Esto ha impulsado los flujos de capital hacia el resto de los mercados emergentes asiáticos, no solo porque la inversión ya no se ve sometida al efecto expulsión (crowding out) del gigante regional ávido de capital, sino también porque el crecimiento de estos países, cada vez más rápido, ha creado una clase media más numerosa y consolidada que busca lugares donde colocar sus ahorros (véase la fig. 3).

Muchos de estos países poseen abundantes recursos: son los principales suministradores de los metales necesarios para la transición hacia las energías limpias, así como de minerales estratégicos para aplicaciones militares y técnicas. Y la demanda de estos productos no dejará de crecer (véase la fig. 4).

Sin embargo, quizás su recurso más importante no proceda de la minería ni la tala, sino de sus habitantes. Muchos países desarrollados se enfrentan al envejecimiento y la disminución de su población. Esta cuestión es menos problemática en los países emergentes, aunque con algunas excepciones importantes, como Corea del Sur y China (véase la fig. 5). No solo ofrecen mano de obra barata, sino que representan el futuro del consumo y de la innovación, ya que el aumento de la riqueza repercute en la formación. Las empresas extranjeras han descubierto este recurso: Google, por ejemplo, no considera la India como un país para subcontratar trabajos poco cualificados, sino que está contratando empleados de todas las categorías salariales con vistas a crear servicios que satisfagan las necesidades localeshttps://www.cnbc.com/2024/05/01/google-cuts-hundreds-of-core-workers-moves-jobs-to-india-mexico.html.

Para que las economías emergentes puedan aprovechar plenamente los flujos de capital, es preciso ampliar sus infraestructuras, algo que sus gobiernos están fomentando. Los bancos de desarrollo compiten por invertir en los mercados emergentes como, por ejemplo, el FMI en América Latina o el Banco Mundial y el Tesoro estadounidense en África occidental, mientras que los fondos soberanos de Oriente Medio también se muestran cada vez más activos. Conjuntamente, están ayudando a financiar la inversión al tiempo que brindan un importante mecanismo de seguridad a los mercados de crédito soberano, reduciendo así el riesgo de incumplimiento.

Fig. 5 - Oportunidades de capital humano

Crecimiento de la población activa, últimos 20 años y próximos 20 años (edades 15-64, % variación)

Fuente: Pictet Asset Management, Banco de datos del Banco Mundial: “Population estimates and projections”.

Oportunidades de cara al futuro

Estas tendencias a largo plazo se manifestarán en varias etapas. En algunas etapas, los inversores se verán recompensados por asumir una mayor exposición al crédito emergente, tanto soberano como corporativo. Otras etapas serán favorables para la ampliación de la duración. En otras, la rentabilidad superior procederá del aumento de la inversión en bonos emergentes en moneda local y en divisas emergentes.  

En todo caso, los fundamentales de la renta fija emergente son atractivos por varios motivos. 

Para empezar, los rendimientos son altos, sobre todo porque el rendimiento del activo “exento de riesgo” preferido en todo el mundo, los “US Treasuries” a 10 años, es elevado. Es probable que baje a medida que disminuya la inflación en EE.UU. y la Fed empiece a relajar su política monetaria. Estos rendimientos elevados ofrecen un atractivo punto de entrada para los inversores. 

Fig. 6 - Por encima de la media

Rendimientos del índice EMBI GD, incluidos los del “investment grade” y el “high yield” frente a sus medias de 20 años (% de rendimiento al vencimiento)

Fuente: Pictet Asset Management, análisis de índices de JP Morgan, Bloomberg. Datos del período comprendido entre el 30/01/2004 y el 30/04/2024.

Paralelamente, la escasa titularidad extranjera de deuda emergente, sobre todo de deuda en moneda local, sumada al hecho de que estas divisas están considerablemente infravaloradas, ofrece a los inversores un buen equilibrio de remuneración por riesgo asumido. 

Además, la renta fija emergente es un eficaz componente diversificador para las carteras. La renta fija emergente presenta bajas correlaciones con las principales clases de activos de renta fija –“US treasuries” y crédito “investment grade”– y tampoco está correlacionada con la renta variable estadounidense. Al mismo tiempo, las subclases de activos de la renta fija emergente –soberana en divisas fuertes, crédito en divisas fuertes, soberana en moneda local, crédito en moneda local– también están relativamente descorrelacionadas entre sí, lo cual crea oportunidades de diversificación dentro de una asignación a renta fija emergente.

Juntos, estos factores ofrecen a los inversores un conjunto de oportunidades más amplio. La deuda en moneda local, tanto soberana como corporativa, parece cada vez más atractiva gracias a la solidez de sus bases de inversores nacionales. En términos más generales, el riesgo de crédito soberano y corporativo es reducido, especialmente en el caso de los países y empresas grandes y sistémicos. Esta menor dependencia del dólar hace que estos activos sean menos sensibles a los tipos de interés de EE.UU. y menos vulnerables a los sobresaltos procedentes del exterior. No obstante, para desenvolverse en este nuevo orden mundial será fundamental tener la capacidad de realizar asignaciones dinámicas a través de todo el abanico de activos emergentes.