Tanto los viajes de ocio como los de negocios se han recuperado con fuerza tras la pandemia, con un especial énfasis en mejorar la calidad de las experiencias. Sin embargo, es otra forma de viajar, intermedia e híbrida, la que realmente está despuntando: la que combina el ocio y los negocios, lo que se conoce como “bleisure” en inglés o “laborocio” en español. Aunque el nombre sea poco elegante, esta forma de integrar trabajo y vida privada es cada vez más popular. Este tipo de viajes combinados suelen adoptar dos formas: viajeros de negocios que prolongan el principio o el final de su viaje de trabajo, o ambos, para combinarlo con días de vacaciones en los que, a veces, están acompañados de familiares o amigos.
Se espera que el mercado de “bleisure” alcance los 732.000 millones de USD en 2034, frente a los 315.000 millones de USD de 2022Informe de Société Générale sobre los viajes de empresa, marzo de 2024 a través de S Escarrer. Se trata de un mercado dominado por los viajes norteamericanos, que representaron el 31% del total mundial en 2022, aunque la demanda también es considerable en otros lugares. Según una encuesta de la Global Business Travel Association realizada en 2022, alrededor del 41% de los gestores de viajes de empresa afirmaron que sus empleados querían más oportunidades de este tipo de viajes combinados. Además, la American Hotel & Lodging Association informa de que el 76% de los viajeros de negocios ya ha combinado el ocio en sus viajes y que el 89% espera añadir el ocio a su próximo viaje profesional. Por otra parte, el teletrabajo desde casa se está alargando hasta convertirse en trabajo durante las vacaciones.
La deriva del sector hacia el “bleisure” coincide con otra tendencia turística: el paso hacia unos servicios y alojamientos de alta gama. Dos años después de la reapertura de las economías, se espera que los viajes internacionales superen por fin los niveles anteriores a la pandemia, según la Organización Mundial del Turismo de la ONU. Sin embargo, la ocupación hotelera en Europa sigue siendo baja –a pesar de que los ingresos por habitación disponible han crecido un 6%, según SG Research.
Una de las razones es que el objetivo de los hoteleros no es alcanzar la máxima ocupación por encima de todo. Han podido subir los precios mejorando los niveles de calidad de sus habitaciones pasando, por ejemplo, de cuatro a cinco estrellas para atraer a los viajeros más exigentes. Esto se debe, en parte, a que se ha producido una contracción de la oferta, que obedece a varias causas fundamentales.
En primer lugar, la pandemia de COVID-19 paralizó muchos proyectos de construcción de hoteles, lo que ha provocado una escasez de nuevas habitaciones. Además, para atraer a los consumidores de viajes híbridos, han añadido los mejores centros de negocios a los complejos turísticos y viceversa.
En segundo lugar, los hoteles tienen dificultades para contratar personal suficiente debido a la escasez de mano de obra en el mercado laboral –en lugar de subir más los sueldos, algunos hoteles han aceptado reducir sus tasas de ocupación y optimizar la experiencia del cliente a cambio de una subida de sus tarifas. Dado que la inflación aún se sitúa por encima de los objetivos de los bancos centrales, este cambio de rumbo de los hoteleros les permite reducir sus costes de explotación. Además, los hoteles están aprendiendo de las experiencias del sector aéreo y adoptando modelos de fijación de precios variables para incrementar al máximo los ingresos y el rendimiento.
Y, por último, los ayuntamientos han tomado medidas contundentes contra los alquileres de corta duración, como los de AirBnB, restringiendo aún más la disponibilidad de habitaciones. Gobiernos de toda Europa están limitando el número de días que los inmuebles pueden alquilarse a corto plazo e imponiendo medidas restrictivas para la concesión de licencias.
Por ello, los viajeros han pasado de los alquileres privados a los hoteles: las intenciones de reserva hotelera han aumentado del 48% al 51% entre 2021 y 2023, mientras que los alquileres privados han descendido del 30% al 22% durante el mismo periodoDeloitte, febrero de 2024 a través de S Escarrer.
Por lo general, los viajeros de negocios han tendido a exigir una mayor calidad de los servicios e instalaciones. Ahora los viajeros de ocio están buscando lo mismo incitados, en parte, por la tendencia hacia el “bleisure”.
Dado que la conciliación entre la vida laboral y personal se está volviendo más complicada, el trabajo durante vacaciones y las vacaciones durante el trabajo podrían llegar a ser tan habituales como el teletrabajo desde casa. Esto probablemente aumentará la demanda de estancias hoteleras más largas y de servicios de más alta gama, sobre todo de alojamientos de calidad –y los hoteleros están respondiendo.